Así pues, entre ambas comunidades había buen entendimiento y los libros deuterocanónicos gozaban de bastante aceptación en Palestina.
Y la secta de Qumrán admitía tanto los protocanónicos como los deuterocanónicos, y otros más.
Dicho lo cual, hasta el año 70, después de Cristo, NO hubo en el judaísmo una opinión única sobre los libros que debían ser considerados sagrados y normativos. Entonces, la religión estaba basada en el CULTO y el TEMPLO, y no se había transformado, como sucederá posteriormente, en una RELIGIÓN DEL LIBRO. Después de la destrucción de Jerusalén y del Templo, y de la desaparición del sacerdocio levítico, la situación profundamente.
Empieza, ahora, le hegemonía de los FARISEOS en el terreno espiritual que buscarán asegurar la vida religiosa de la nación estableciendo bases firmes para el judaísmo.
Por este motivo sometieron los libros recibidos a un examen escrupuloso, tanto para definir el texto válido, como para delimitar la extensión del canon.