El templo

by AdminObra

El templo parroquial

La Parroquia de Santa María de Darbo la suprimió su titular y creó en la villa de Cangas un colegio y una colegiata con el nombre Santiago de Cangas.

La construcción de la primitiva fábrica del templo parroquial de Santiago de Cangas se realiza a comienzos del siglo XVI, cuando aumentaba su población con el fomento de la pesca, entonces su única industria.

Con los gastos de la construcción corrieron los vecinos, Justicia y Regimiento, con la obligación de proveerla de todo el ornamento necesario, y de todo lo que hiciese falta. A cambio, se ganaban el derecho de sepultura sin paga alguna.

Se tomó la decisión de derribar el templo en 1565, por ser pequeño e inadecuado para la iglesia colegiata que se pretendía.

La ampliación del viejo templo se hizo bajo la descripción del maestro Pero Fernández, y la sufragaron los vecinos. Así, la iglesia actual se emplazó en el mismo lugar de la primitiva fábrica.

Según Pero Fernández, la construcción se llevó a cabo de la manera siguiente: se mandó derribar la primitiva fábrica, aprovechando sólo la sacristía actual.

La antigua iglesia que sólo tenía una nave pasó a tener tres.

De las dos sacristías que se pidieron realizar sólo se realizó una, la que ya existía.

De las dos escaleras en espiral que se esperaban hacer quedó únicamente una, la que alberga la torre del reloj.

Las paredes se sujetarían con estribos y no se preveían más que tres capillas.

Las capillas que actualmente existen con los retablos se hicieron sobre la obra al tiempo que se construían las paredes. Se construyeron tres puertas, las actuales, la principal, y dos laterales.

El coro actual no corresponde con la época de construcción de la iglesia. Es posterior. La torre se situará más atrás, y no es de aquella época.

Fachada principal de la iglesia: Se acercaba el fin de obra; Justicia y Regimiento, y vecinos de la villa pensaron que para la grandeza del templo era necesario dotarla de una portada acorde con la iglesia que se estaba levantando. Para ello encargaron a Jácome Fernández, que ya era maestro de cantería en la obra, una traza en concordancia con la iglesia construida.

Descripción de la fachada: es de estilo renacentista. Se divide en dos órdenes, primera y segunda.

La primera se compone de cuatro columnas (dos a cada lado) siendo estriadas (jónicas), sosteniendo un entablamento, compuesto de arquitrabe, friso y cornisa.

Un segundo cuerpo, con otras cuatro columnas de estilo jónico; las dos del centro sostienen un frontón en el tímpano en el que está el Padre Eterno, y las exteriores sostienen una cornisa pequeña que remata con un pedestal con pináculo.

En el centro de las cuatro columnas, y debajo del tímpano, un espejo grande, de forma oval, para dar luz al interior de la iglesia.

En los ángulos donde está situado el espejo hay cuatro medallones con los cuatro evangelistas.

La puerta principal es de una arquivolta compuesta de molduras acanaladas y conversas con una gola adornando el centro. Estilo propio del Renacimiento.

En la parte alta de la puerta hay dos medallones con busto de mujer (izquierda) y hombre (derecha).

El friso de la primera orden hay tres cartelas y, dentro del oval, sobresalen tres figuras: en los laterales, dos cabezas de ángeles, en el centro, un patriarca.

En la parte baja de la cornisa está decorado con productos del campo.

En el segundo cuerpo, la distribución es semejante al primero. El friso es totalmente liso, excepto el centro y las esquinas, donde hay dos cabezas de ángeles y una pirámide frontal. En el espacio entre el par de columnas en la primera orden hay cuatro imágenes apoyadas en capiteles. En la segunda planta hay la misma disposición, siendo más corta que la primera.

En los capiteles bajos nunca hubo imágenes, ya que en el contrato de la fachada sólo se contemplaba hacer seis figuras, de las cuales los vecinos tenían que costear tres, y las otras el maestro que llevase a término la obra.

Para rematar, la fachada es sostenida por dos voluminosos contrafuertes, que vienen en línea con los pilares de la nave central.

Descripción actual: la parte interna de la iglesia está con la siguiente distribución:

La planta de la iglesia: la planta de la iglesia tiene tres naves y presbiterio rectangular. El cuerpo central interior está dividido por seis columnas principales y cuatro medio encastradas.

Como consecuencia de la quema que los turco-argelinos hicieron en 1617, perdiéndose el antiguo coro de madera, se añadieron cuatro columnas en el siglo XVIII más hacerlo nuevo.

La planta está dividida en cuatro tramos, en sentido longitudinal a la puerta principal. Tramos interligados por arcadas de medio punto que van a las cornisas y sirven de apoyo y descanso al peso de la bóveda.

Presbiterio o capilla mayor: de planta rectangular con bóvedas de nervio, tracería, terceletes y ligaduras. Sus ligaduras se ornamentan a base de medallones alusivos al titular de la ExColegiata.

A la derecha (parte de la epístola) se encuentra el escudo de armas del fundador de la iglesia colegial, Don Andrés de Ortega, con el resumen de su fundación.

En la pared de izquierda (parte del Evangelio) está la sacristía, la cual es digna de mencionar por formar parte de la primitiva fábrica.

La torre primitiva: estaba retirada tres metros con respecto a la actual. La actual se levantó en 1759, tras el derrumbamiento que llevaron a cabo los turcos en la villa en 1617. La mandó levantar el Arzobispo Don Bartolomé de Rajoy.

Capillas fornelas: dos; y formaban parte de las paredes que cerraban la capilla mayor e inician las naves laterales. Se “esconden” detrás de los retablos de la Virgen del Rosario y de la Virgen del Carmen. Estaban dedicadas a la Santísima Trinidad y a Nuestra Señora.

Capillas laterales: dos por cada lado. Dedicando cada una a un patrón. Las del lado norte estaban dedicadas a San Pedro (1572), con el escudo de Cangas en uno de los medallones: un sol de oro sobre campo azul; y al Buen Jesús (1569), costeada por los mareantes de la villa.

Las del lado sur están dedicadas a San Pablo, y a San Miguel de Ánimas (1569), conteniendo en su arco interior sepultura y escudo de armas del escribano Gabriel Fandiño y su mujer Doña Ana de Fuentefría.

Estas capillas están cubiertas por bóvedas de crucería con terceletes ensamblándose sus ligaduras por medio de medallones. En el centro el medallón principal, que generalmente está dedicado al patrono; los medallones restantes tienen cabezas de ángeles en relieve.

Puertas laterales: dos puertas dan acceso al interior del templo. La puerta norte destaca por ser una portada con dos medias columnas estriadas, formado de pedestal, cornisa, basa, capitel, frontispicio con dos candeleros en forma de copa. La puerta es de arco circular, lisa, sin molduras.

La puerta sur tiene forma y estilo similar.

Pila bautismal: en la parte izquierda de la entrada de la puerta principal. Es totalmente de granito do país, posiblemente de la primitiva fábrica. Su cuerpo se adorna con una vieira jacobea.

En el siglo XVIII se construyó el recinto de la pila con su balaustre de piedra de las canteras próximas de Nerga. Antiguamente la cerraba una valla de madera.

Púlpitos: el proyecto inicial era hacerlo de granitos, sus bases. Cinco años más tarde se harán los tornavoces o capirotes rematándolos con dos santos: San Pedro y San Pablo.

Coro de la iglesia: a finales del siglo XVIII el coro será reconstruido de nuevo, después que ardiese el primitivo a causa de la quema de los piratas en 1617. El actual se apoyó en cuatro columnas distribuyendo su peso en los extremos por medio de arcos de medio punto, y en el centro un arco carpanel.

Torre actual: de la mitad del siglo XVIII. Cuando se construyó se mandó adelantar y, así, quedase a paño con la pared de la fachada principal.

En su construcción se tuvo en cuenta el hecho de dar servicio al coro, campanario y aprovechar éste para que sirviese al reloj.

El acceso se hace desde dentro por una de estilo barroco, con remate de capiteles esféricos en las cuatro esquinas.

La cúpula remata con una bóveda octogonal que sirve de base para la cruz con cataviento.

Sus constructores fueron los señores Domingo de Novas y sus hijos Juan Francisco y Bernardo, de Tuy, en 1769.