LA LITURGIA DE LAS HORAS – 9

by AdminObra

Hoy dejaremos, temporalmente, el tratamiento de los Salmos.

Vamos a seguir avanzando y explicando los distintos componentes que se recitan y proclaman en el rezo de la Liturgia de las Horas.

Hoy le toca el turno a los CÁNTICOS.

Son himnos que no se toman del Salterio, esto es, del Libro de los Salmos, 150, no olvidemos, que aparece en el Antiguo Testamento.

Se toman de otros libros de la Sagrada Escritura.

Muchas de las observaciones que merecen los salmos, se pueden aplicar igualmente a los Cánticos.

En la Iglesia Primitiva se usaron al mismo tiempo unos y otros.

Una diferencia que había, según Casiodoro, es que el Salmo se interpretaba con el apoyo de un instrumento; los Cánticos, no.

Normalmente, como ya se dijo, se tomaban del Antiguo Testamento, excepto el Cántico de Zacarías, el “Benedictus”, y el de la Virgen María, el “Magníficat”, y el de Simón, el “Nunc dimittis”.

En los tiempos actuales, junto a estos tres, se han ido incorporando otros que forman parte del cuerpo de la salmodia y que se entresacan de las Cartas o del Apocalipsis.

Con respecto a los Cánticos del Antiguo Testamento, se han aprovechado los recibidos de la antigua tradición romana y de otra introducción efectuada por San Pío X, y se les han unido varios más salidos de los libros veterotestamentarios, a fin de que cada uno de los días feriales de las cuatro semanas tengan su propio cántico.

Salmos y Cánticos rematan siempre con la Doxología o “Gloria Patri”.