269
- San IRENEO, obispo y mártir. En Panonia. En tiempo de Maximiano fue atormentado, encarcelado y decapitado. (s. IV).
- San EUTIQUIO, obispo. En Constantinopla. Presidió el Concilio II de Constantinopla. Defendió enérgicamente la fe ortodoxa. Padeció un largo exilio. (582).
- Santa GALA, viuda. En Roma. Tras fallecer su marido vivió cerca de la iglesia de San Pedro durante muchos años, entregada a oración, a limosnas, a ayunos y otras obras santas. Su tránsito lo describió San Gregorio Magno. (s. VI).
- San WINEBALDO, abad. En Troyes, Francia. Preclaro por su austeridad. (620).
- San PRUDENCIO, obispo. En Troyes. Preparó un compendio del salterio para los que tenían que viajar; recogió de las Sagradas Escrituras los preceptos para los candidatos al sacerdocio y restauró la disciplina monástica. (861).
- Beato NOTKERO BÁLBULO, monje. En Suabia, Alemania. Pasó casi toda su vida en el cenobio de San Gallo. Grácil de cuerpo, pero no de ánimo, tartamudo de voz, pero no de espíritu, fue firme en todo lo divino, paciente en lo adverso, manso para con todos, diligente en la oración, en la lectura, en la meditación y en la escritura. (912).
- San FILARETE, monje. En Calabria. Célebre por su vida entregada a la oración en el monasterio de San Elías. (1070).
- San GUILLERMO, abad. Isla de Eskyll, Dinamarca. Fue desde el cenobio de Canónigos Regulares de París a Dinamarca a restaurar la vida regular en medio de muchos obstáculos. (1203).
- San PEDRO de VERONA, presbítero y mártir. En Milán. Dominico. Nació de padres maniqueos. De niño abrazó la fe católica. Siendo adolescente recibió de Santo Domingo el hábito. Combatió la herejía. De camino hacia Como cayó víctima de los valdenses que lo apuñalaron. Mientras lo mataban recitó el Credo. (1252).
- Beata CATALINA de PALLANZA, virgen. En Lombardía. Junto con varias compañeras llevó vida ermitaña bajo la regla de San Agustín. (1478).
- San PABLO LÊ BAO TINH, presbítero y mártir. En Tonkín, Vietnam. Ya clérigo permaneció en la cárcel largo tiempo. Luego, ordenado presbítero, dirigió el seminario, confeccionó un libro de homilías y un compendio de doctrina cristiana. Encarcelado de nuevo, en tiempo de Tu Duc, fue decapitado. (1857).
- Beato CEFERINO AGOSTINIA, presbítero. En Verona. Se dedicó al ministerio de la predicación, a la catequesis y a la formación cristiana. Trabajó para ayudar a la juventud, a los pobres, a los enfermos. Instituyó la Pía Unión de las Nuevas Ursulinas Hijas de Santa María Inmaculada. (1896).
- Beata PETRINA MOROSINI, virgen y mártir. En Bérgamo. Al regresar a su casa con 26 años, defendió su virginidad que ya había entregado a Dios ante un joven. Fue herida de muerte en la cabeza. (1957).
Hoy recordamos especialmente al BEATO MIGUEL RUA
Nació en Turín en 1837, el menor de nueve hermanos.
A los quince años ingresó al Oratorio, y fue de los primeros jóvenes a quien Don Bosco sugirió formar una Sociedad Salesiana.