Hoy, 26 de septiembre, la Iglesia celebra a:

by AdminObra
  1. San GEDEÓN, juez de Israel.
  2. Santos COSME y DAMIÁN, mártires. Médicos en Ciro, en la actual Siria, sin pedir nunca recompensa y sanando a muchos con sus servicios gratuitos. (s. III).
  3. San SENADOR, mártir. Albano. (s. III).
  4. San EUSEBIO, obispo. Emilia-Romaña. Defensor, con San Ambrosio, de la fe católica contra los arrianos y gran promotor de la virginidad entre las jóvenes. (s. IV).
  5. San ESTEBAN de ROSSANO, monje. Gaeta. Compañero de San Nilo, el Joven. (1001).
  6. San NILO, el JOVEN, abad. Roma. Nació en Grecia. Conversador espiritual, cultivador de la vida de abstinencia, humildad y peregrinación, y esclarecido en don de profecía y sabia doctrina. Fundó un célebre monasterio en Grotaferrata, al que dotó de la reglamentación de los Padres Orientales, y en el cual, nonagenario y en oración, entregó su espíritu a Dios. (1004).
  7. Beata LUCÍA de CALTAGIRONE, virgen. Salerno. Terciaria regular de San Francisco. (1400).
  8. Santos SEBASTIÁN NAM I-GWAN y OCHO COMPAÑEROS, mártires. Seúl. Decapitados por su fe cristiana después de sufrir crueles tormentos. Se conmemoran también las santas mártires Lucía Kim, Catalina Yi, viuda, y su hija Magdalena Cho, virgen, las cuales, encarceladas por su fe, murieron también a causa del cruel suplicio recibido en un día incierto. (1839).
  9. Beato GASPAR STANGGASSINGER, presbítero. Gars, Munich. Redentorista. Dedicado a la educación de los jóvenes, para los que fue modelo de caridad alegre y asidua oración. (1899).
  10. Beato LUIS TEZZA, presbítero. Los Reyes, Perú. Orden de Ministros de los Enfermos. Fundó la Congregación de Hijas de San Camilo, a la que encaminó para llevar a cabo muchas obras de caridad. (1923).
  11. Beatas MARÍA del REFUGIO ROSAT BALASCH y MARÍA del CALVARIO ROMERO CLARIANA, vírgenes y mártires. Valencia. Hermanas de la Doctrina Cristiana. Martirizadas después de las penalidades sufridas en la cárcel. (1936).
  12. Beato RAFAEL PARDO MOLINA, religioso y mártir. Valencia. Dominico. También se conmemora junto a él al Beato José María Vidal Segú, presbítero y dominico, igualmente martirizado en Barcelona. (1936).
  13. Beata CRESCENCIA VALLS ESPÍ, virgen. Valencia. Martirizada por su fe. (1936).
  14. Beata MARÍA de OLVIDO NOGUERA ALBELDA, virgen y mártir. Valencia. Mártir por la fe. (1936).
  15. Beato BUENAVENTURA ESTEVE FLORS, presbítero y mártir. Valencia. Capuchino. Martirizado por la fe. (1936).
  16. Beata MARÍA JORDÁ BOTELLA, virgen y mártir. Alicante. Martirizada por su fe. (1936).
  17. Beato LEÓN LEGUA MARTÍ, presbítero y mártir. Madrid. Terciario Capuchino de los Dolores. Martirizado por su fe. (1936).

Hoy recordamos especialmente a SANTA TERESA COUDERC

Nació en una familia honesta, campesina y cristiana. Hija única. Era 1805, en Viviers.

En los días difíciles de la Revolución Francesa, sus padres habían recibido en su propia casa a sacerdotes perseguidos y a religiosos expulsados de sus conventos, y en este ambiente creció ella.

Cuando tenía 17 años, la llevaron al colegio de las Hermanas de San José, recién abierto en un pueblo cercano, donde completó su formación y se sintió llamada a la vida religiosa.

Regresó a Mas de Sabières para asistir a una misión predicada por el Padre Terme, fundador de las Hermanas de San Francisco de Régis, dedicadas a la educación.

María Victoria, en su nombre en el siglo, decidió ingresar en esta congregación.

Tomó hábito en 1826, recibiendo el nombre de sor Teresa.

En 1827 el Padre Terme debía predicar una misión en La Louvesc, Lyon, donde solían acudir muchos peregrinos, porque estaba allí el sepulcro de San Francisco de Régis.

Sintiéndose llamado a fundar una hospedería para las mujeres, que solían alojarse en pésimas condiciones, confió este encargo a tres Hermanas, entre ellas sor Teresa Couderc, a quien puso al frente del grupo. Su gobierno fue verdaderamente religioso, viviendo y favoreciendo una vida fraterna de sencillez y de humildad.

Además, muy pronto, en 1829, la inicial hospedería se convirtió, también en casa de ejercicios espirituales, y ellas comenzaron a llamarse “Damas del Retiro”.

Su calidad de fundadora se puso de manifiesto a la muerte del Padre Terme, en 1834.

En 1836 obtenía la aprobación de la Regla y su propio hábito, distintas de la congregación de San Francisco Régis.

Hubo un intento de fusión, pero no se juzgó oportuno.

La Madre Teresa permaneció como superiora de las “Damas” en La Louvesc, que fue la única casa dedicada a Ejercicios Espirituales; las otras, de las Hermanas de San Francisco de Régis, continuaron ocupándose de la enseñanza.

No tardaron en surgir dificultades a la nueva fundación, achacadas a la mala gestión, y María Teresa fue sustituida en su cargo por una postulante adinerada, lo que ella aceptó en silencio.

No mejoró la situación, sino todo lo contrario, y la nueva superiora también mortificó a Sor Teresa cuanto pudo.

Durante muchos años vivió ignorada por todos, pero lejos de sentirse ultrajada, aceptó la situación con humildad.

Pero fue consolador para ella que otra superiora, la elegida en 1852, le testimoniara una estima y comprensión crecientes, con lo que experimentó cierta rehabilitación. Y gozó espiritualmente cuando en 1852 la obra de las “Damas” fue consagrada a la Virgen del Cenáculo.

Después, su vida continuó siendo un alternarse de servicios y responsabilidades, según lo demandaba la necesidad, acudiendo con toda diligencia a prestar la ayuda para la que era solicitada, pero siempre con el más discreto silencio y humildad.

En Fourvrères, donde vivió desde 1874 hasta su muerte, rechazó ser “inundada de consolaciones”, asociándose a los sufrimientos de Gesetmaní.

Murió, llena de virtudes, en 1885.

Personas como ella contribuyeron a vigorizar la fe en Francia, tras los estragos de la Revolución Francesa.