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- San EULOGIO, obispo. En Edesa, Siria. (387).
- San MAROLO, obispo. En Milán. Amigo del papa San Inocencio. (s. V).
- San GERARDO, obispo. En Lotaringia, Francia. Durante treinta y un años legisló sabiamente para la ciudad, atendió a los pobres, intercedió por el pueblo con ayunos y plegarias en tiempo de peste, dedicó la Catedral y ayudó a los monasterios con bienes materiales y con la instrucción de los discípulos. (994).
- San ADALBERTO, obispo y mártir. En Praga. Aguantó dificultades en bien de aquella iglesia, y por Cristo llevó a cabo muchos viajes, trabajando para extirpar costumbres paganas, aunque ante el poco fruto obtenido se dirigió a Roma, donde se hizo monje. vuelto al fin a Polonia, e intentando atraer a la fe a los prusianos, fue asesinado por unos paganos, junto al golfo de Gdansk. (997).
- San JORGE, obispo. En Cerdeña. (1117).
- Beato EGIDIO de ASÍS, religioso. En Umbría, Italia. Franciscano. Compañero de San Francisco. Mostró una fe intrépida, y una gran simplicidad. (1262).
- Beata ELENA VALENTINI, viuda. En Venecia. Para servir a Dios, abrazó la Orden seglar de San Agustín, y se distinguió por la oración, la lectura del Evangelio y las obras de misericordia. (1458).
- Beata TERESA MARÍA de la CRUZ MANETTI, virgen. En Toscana. Fundadora del Instituto de Terciarias Carmelitas de Santa Teresa. (1910).
- Beata MARÍA GABRIELA SAGHEDDU, virgen. En Roma. Murió a los veinticinco años tras haber ofrecido generosamente su vida por la unión de los cristianos. (1939).
Hoy recordamos especialmente a SAN JORGE
Es probable que fuera natural de Capadocia, hijo de un pagano y de una cristiana, que lo educó en esta fe. Entregó su vida, por mantenerse fiel a Cristo, en Palestina, en la población de Lidia, en el siglo IV, seguramente en la persecución de Diocleciano. Ya en ese siglo, gracias a escrituras talladas en piedra en lengua griega, se comprueba que se le tributó culto.