Hoy, 18 de diciembre, la Iglesia celebra a:

by AdminObra
  1. San MALAQUÍAS, profeta. Después del destierro de Babilonia anunció el gran día del Señor y su venida al templo.
  2. Santos NAMFAMON, MIGINIO, SANÁMIS y LUCITA, mártires. En el Norte de África. (s. inc.).
  3. San GACIANO, obispo. En Tours. Primer obispo de esa sede. (s. III).
  4. San FLANANCIO, obispo. En Irlanda. (s. VII).
  5. Santos PABLO NGUYEN VAN MY, PEDRO TRUONG y PEDRO VU VAN TRUAT, mártires. En Vietnam. Siendo catequistas y manteniéndose firmes en la fe, fueron estrangulados. (1838).
  6. Beata NEMESIA VALLE, virgen. En Turín. Se dedicó de modo extraordinario a la formación y dirección de los jóvenes según el Evangelio, siguiendo por el camino de los mandamientos del Señor en el Instituto de Hermanas de la Caridad. (1916).

Hoy destacamos a:

SAN WINEBALDO de HEIDENHEIM, abad. Hijo de San Ricardo, era inglés de origen. Peregrinó junto con su padre y su hermano Wilibaldo.

El padre no llegó a su destino: murió en Lucca. Pero los hermanos continuaron su peregrinación. Llegados a Roma, Wilibaldo decidió peregrinar a Tierra Santa. Winebaldo, más frágil de salud, permaneció en esta ciudad, donde estudió y se consagró al servicio de Dios.

Regresó a Inglaterra, pero convenció a varios amigos que le acompañasen de nuevo a Roma, donde abrazó la vida religiosa.

En el 739, San Bonifacio visitó por tercera vez Roma, y persuadió a Winebaldo para que fuese con él a evangelizar Germania. Winebaldo recibió la ordenación de presbítero en Turingia y tomó a su cuidado siete iglesias, que administró.

Al ser perseguido por los sajones, se retiró a evangelizar Baviera.

Wilibaldo quería construir un monasterio doble que fuese modelo de piedad y un centro cultural para las numerosas iglesias que había fundado, y rogó a Winebaldo y a su hermana Santa Walburga que le ayudasen en la empresa. Así hicieron.

Se dirigió a Heidenheim, y construyó un conjunto de pequeñas celdas para los monjes; después un monasterio para sus discípulos y un convento para su hermana y sus religiosas, ambos con la regla de San Benito. Mantuvo el espíritu monástico.

Wilibaldo no podía hacer viajes largos por su frágil salud. Muy enfermo, visitó a San Bonifacio, pero al cabo de unos tres años de continuos sufrimientos, se preparó a morir. Falleció en los brazos de su hermano y de su hermana en 761, después de haber exhortado a sus monjes.