Consideraciones sobre los Novísimos – 21

by AdminObra

“En la muerte se decide el destino del individuo. Será revelado inmediatamente después de la muerte en cuanto que el estado ético-religioso de los hombres, es decir, su relación con Dios, será irrevocablemente manifestado por Dios sin posibilidad de error. ESTE PROCESO SE LLAMA JUICIO.

El juicio que sigue a la muerte de cada uno es el particular. En el juicio particular siente cada hombre su propio destino inmutable. A pesar de todo, el juicio universal no es superfluo.

Por tanto, inmediatamente después de la muerte ocurre el juicio particular en que por una sentencia divina se decide el destino eterno de cada uno.

El juicio hecho después de la muerte es cumplido al instante. No hay intervalos; el cumplimiento de la sentencia y la sentencia coinciden. El hombre se reconoce infaliblemente en la luz de Dios como quien es a los ojos de Dios, y por eso, es bienaventurado o desgraciado.

La sentencia sólo puede cumplirse al principio en el alma separada del cuerpo”.