Jubileo entre las guerras mundiales (1925)
Fiel a la tradición, en el jubileo de 1925 tuvieron lugar significativas canonizaciones como las de Santa Teresita de Lisieux, San Pedro Canisio, San Juan María Vianney, San Juan Eudes, Santa Magdalena Sofía Barat.
La vidente de Lourdes, Bernardita de Soubirous, fue beatificada en aquel mismo año.
Al clausurar el año jubilar, el Papa Pío XI instauró la fiesta de Jesucristo, Rey del Universo –situándolo en el último domingo de octubre, hasta que la reforma litúrgica del postconcilio Vaticano II la ubicó en el último domingo del tiempo ordinario, normalmente el tercer domingo de noviembre-, Pío XI, al igual que había sucedido en anteriores jubileos romanos, extendió a toda la Iglesia la indulgencia, también en determinadas circunstancias y no con el carácter universal con que lo extenderán después Pablo VI y Juan Pablo II.
Cuatro años más tarde, en 1929, Pío XI convocaría un jubileo extraordinario, en el marco de los Pactos de Letrán, y con motivo de sus bodas de plata episcopales.