TREINTA Y UN DÍAS DE MAYO – 13

by AdminObra

“Fátima, una invitación a la esperanza”

Con frecuencia, Dios nos desconcierta y nos sorprende. Las apariciones y las “revelaciones privadas despiertan en nosotros el asombro y la perplejidad. Desearíamos, quizá, que Dios se sometiese a nuestros cánones, que nos pidiese permiso para actuar en la historia, pero El desborda nuestras previsiones y nuestra lógica.

La Virgen Santísima quiso manifestarse, y así lo podemos creer prudentemente, aunque este asentimiento no vaya más allá de la “fe humana”, a tres pastorcitos portugueses casi a comienzos del siglo XX: a Francisco, a Jacinta y a Lucía. Si quisiésemos resumir el mensaje que María les transmite a estos niños, podríamos hacerlo repitiendo una misma palabra: “Penitencia, penitencia, penitencia”.

En esta llamada a la penitencia es fácil advertir, como indicó Juan Pablo II, la manifestación de la solicitud materna de la Virgen “por el destino de la familia humana, necesitada de conversión y perdón”. Nada en este llamamiento se aparta del anuncio de Cristo: la proclamación del amor del Padre que pide a los hombres la conversión.

Fátima, “la más profética de las apariciones modernas”, nos ayuda a interpretar los desafíos de un momento histórico adverso. La respuesta a estos retos es la penitencia, la conversión y la fe.

Fátima es una invitación a la esperanza; un eco de las palabras del Señor: “Padeceréis tribulaciones en el mundo, pero tened confianza; yo he vencido al mundo” (Jn 16, 33).

Como escribió el cardenal Ratzinger, “el corazón abierto a Dios, purificado por la contemplación de Dios, es más fuerte que los fusiles y que cualquier tipo de arma”. El “fiat” de María ha cambiado la historia del mundo, “porque Ella ha introducido en el mundo al Salvador, porque gracias a este “sí”, Dios pudo hacerse hombre en nuestro mundo y así permanece ahora y para siempre”.

Es evidente el poder del mal, pero “desde que Dios mismo tiene un corazón humano y de ese modo ha dirigido la libertad del hombre hacia el bien, hacia Dios, la libertad hacia el mal ya no tiene la última palabra”.