V/. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R/. Amén.
Lc 2, 21.
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
– ¡Glorioso San José, ejecutor obediente de la Ley de Dios! La Sangre preciosa que en la Circuncisión derramó el divino Redentor te traspasó el corazón; pero el Nombre de Jesús, que le fue impuesto, te llenó de consuelo.
– Por este dolor y gozo te rogamos que nos obtengas la gracia de que, quitado de nuestro corazón todo vicio en la vida, tengamos la dicha de morir con el Santísimo Nombre de Jesús en los labios y en el corazón.
– Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
V/. Sé siempre, San José, nuestro protector.
R/. Que tu espíritu interior de paz, de silencio, de trabajo y oración, nos ayude, con María, la Madre de Jesús, a cumplir fielmente nuestra misión en la Iglesia.
V/. Ruega, por nosotros, San José.
R/. Para que seamos dignos de las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Oremos:
Dios todopoderoso, que confiaste los primeros misterios de la salvación de los hombres a la fiel custodia de San José; concédenos, te rogamos, lo que, fiados en su poderosa intercesión, humildemente, te pedimos. Por Jesucristo nuestro Señor.
R/. Amén.