SEPTIEMBRE, MES DE LA BIBLIA:

by AdminObra

Cultura Bíblica – 23 ¿A qué se refiere: “Jesús sintió que una fuerza curativa salió de él”?

Es muy cierto que la ciencia ficción del presente nos lleva a pensar en toda clase de fantasías cuando escuchamos frases como “Jesús sintió que una fuerza curativa salía de él”. Pero dentro del contexto bíblico hay varios parámetros que nos ayudan a evitar el pensamiento mágico, así como la fantasía cinematográfica.

En primer lugar, un principio fundamental de la fe judeo-cristiana está en el hecho de que Dios es el creador de todas las cosas. En este mundo todo está subordinado al poder de Dios, cuyo designio original es la vida, el bien y la luz. Se acepta que hay una persona creada, que se opone y pretende convencer a la humanidad de pretender echar a perder el proyecto de Dios, es a quien llamamos Diablo o Satanás.

A Dios le importa la historia de la humanidad, así como la historia de cada uno de los seres humanos que por haber pecado estamos destinados a la muerte física. Las manifestaciones de esta atención o interés divino se han dado a lo largo de toda la historia. Desde el llamado a Noé para que construyera una barca y así salvarse del diluvio, hasta el cruce del Mar Rojo pisando terreno seco, por parte del pueblo elegido. También en los escritos que hablan sobre la vida del profeta Eliseo (2Re 4,1-44), se nos narran milagros sencillos, como la multiplicación de los panes de cebada, la multiplicación del aceite para la viuda pobre e incluso la resurrección de un niño.

Dentro del pensamiento teológico hebreo y cristiano, los milagros pueden existir, pero éstos son una manifestación del poder y la misericordia divina.

Contrario a la magia, la mentalidad religiosa judeo-cristiana pide, suplica a Dios la sanación, la liberación, la buena cosecha. A Dios no se le puede obligar o coaccionar. Los medios y los signos son muy diversos. A veces el profeta Eliseo simplemente daba instrucciones que al cumplirse se realizaba el portento milagroso. En otras ocasiones, el profeta realizaba acciones simbólicas como acostarse encima de un cadáver para que éste recobrara la vida.

Jesús también realizó milagros, los cuales no dependieron de fórmulas mágicas, o de movimientos esotéricos de las manos.

Cuando en este Evangelio leemos que sintió que una fuerza curativa salió de él, podemos interpretar que se dio cuenta de que alguien lo había tocado con la intención de sanar. Y en virtud de esa fe, la persona había quedado sana. No fueron rayos, ni vibras, ni plasma…