SANTORAL

by AdminObra
  1. San HEDISTO, mártir. (s. inc.).
  2. Santa DOMNINA, mártir. Cilicia. Bajo Diocleciano, después de tormentos, murió mártir. (304).
  3. Conmemoración de los CUATRO MIL NOVECIENTOS SESENTA Y SEIS mártires y confesores. Norte de África. Por mandato del rey arriano Hunerico, que odiaba a los católicos, muchedumbre de obispos, sacerdotes, diáconos y fieles fueron confinados en un horrible desierto, mientras otros consumaban su martirio en medio de tormentos. (483).
  4. San OPILIO, diácono. Emilia-Romaña. (s. V).
  5. San FÉLIX IV, papa. Roma. Convirtió dos templos paganos en la basílica de los santos Cosme y Damián, y trabajó mucho en favor de la fe. (530).
  6. San MAXIMILIANO, obispo. Nórico, Austria. Obispo de Lorch. (s. VII).
  7. San ROTOBALDO, obispo. Lombardía. Ejemplar en su abstinencia, que se distinguió por su interés en lo concerniente al culto divino y las reliquias de los santos. (1254).
  8. Beato TOMÁS BULLAKER, presbítero y mártir. Londres. Franciscano. En tiempos de Carlos I, mientras celebraba misa fue detenido, y ahorcado, y descuartizado mientras aún vivía. (1642).
  9. Beato JOSÉ GONZÁLEZ HUGUET, presbítero y mártir. Valencia. Muerto durante la persecución religiosa en España. (1936).
  10. Beato PACÍFICO SALCEDO PUCHADES, religioso y mártir. Valencia. Muerto durante la persecución religiosa en España. (1936).
  11. Beato ROMÁN SITKO, presbítero y mártir. Cravovia. Durante la ocupación nazi de Polonia fue maltratado por los alemanes y llevado a Auschwitz donde moriría. (1942).

Hoy recordamos especialmente a SAN SERAFÍN DE MONTEGRANARO DE NICOLA

Nació en Ascoli en el año 1540 en una humilde y cristiana.

Todavía niño, trabajó como pastor, y se mostró inclinado a la piedad.

Rezaba oraciones mientras guardaba el rebaño.

Muerto su padre, ayudó a su hermano albañil en el trabajo y luego se colocó en la casa de unos señores.

Solía oír a la hija de los señores leer en voz alta libros religiosos y piadosos, y comenzó a sentir el deseo de abrazar la vida religiosa.

Tenía 18 años cuando se dirigió a los capuchinos, que lo aceptaron en el convento de Tolentino.

Lo enviaron a Jesi a hacer el noviciado y cambió su nombre de Félix por el de Serafín.

Cuando profesó, lo destinaron a sucesivos conventos porque no terminaba de convencer al resto de los religiosos, a pesar de su buena voluntad.

Todo lo sobrellevó con paciencia y humildad.

Ejerció los cargos de portero y de limosnero, y realizó un fecundo apostolado por su amabilidad y bondad en su trato con la gente.

En 1590 fue enviado al convento de Ascoli donde permaneció hasta su muerte.

En él granjeó el aprecio de los fieles que frecuentaban el convento o lo trataban en la calle, y lo querían de tal manera que cuando se difundía la noticia de lo querían llevar a otra comunidad el pueblo acudía a los superiores de la orden pidiendo que lo dejaran.

Fue un ángel de paz, invitando siempre al perdón mutuo y favoreciendo la buena convivencia entre todos.

Quería ser mártir en tierras de misiones, pero falleció antes de marchar en 1640.