Hoy, 7 de julio, la Iglesia celebra a:
- San PANTENO de ALEJANDRÍA, varón lleno de celo apostólico. Conocedor de la Palabra de Dios y amante de la misma. Predicó en pueblos de lejanas regiones de Oriente; al volver a Alejandría falleció. (s. III).
- San FERMÍN de PAMPLONA, obispo y mártir. Evangelizó las Galias. Regresó a Pamplona, donde estuvo un tiempo. Volvió a Toulouse. Después de haber recorrido con éxito muchas regiones los gobernadores lo hicieron apresar y ejecutar. (s. III).
- Santa EDILBURGA, abadesa. Meaux. Francia. Al frente del monasterio de Faremoutiers. Siendo hija del rey de los anglos orientales, se entregó con fuerte abstinencia y perpetua virginidad. (695).
- San EDDA, obispo. Winchester. Preclara sabiduría. (706).
- San WILLIBALDO, obispo. Franconia. Habiendo profesado como monje, peregrinó a lo largo de lugares santos y muchas regiones para renovar la vida monástica, hasta que San Bonifacio le ordenó obispo de esta ciudad, Eichstätt. Leal colaborador suyo. (787).
- San MÁEL RÚAIN, obispo y abad. Tallaght, Irlanda. Renovó con gran empeño la celebración de la sagrada liturgia, el culto de los santos y la disciplina monástica. (789).
- San ODÓN de URGEL. Obispo. Urgel. Elegido obispo por aclamación popular cuando aún era un seglar, confirmado seguidamente, defendió a los más humildes y fue bondadoso para con todos. (1122).
- Beato ODDINO BAROTTI, presbítero. Fossano, Piamonte. Párroco pobre y austero, que consumió su vida entregándose día y noche al cuidado de enfermos y moribundos durante el transcurso de una peste contagiosa. (1400).
- Beatos ROGELIO DICKINSON, presbítero, RAÚL MILNER, labrador y padre de familia, y LORENZO HUMPHREY; mártires. Winchester. El segundo era pobre e iletrado pero firme en la fe. Fueron encarcelados, cruelmente atormentados y, finalmente, fueron al patíbulo. El tercero abrazó la fe durante su juventud. (1591).
- Beato JUAN JOSÉ JUGE de SAINT-MARTIN, presbítero y mártir. Rochefort. Canónigo de Limoges, fue detenido durante la Revolución Francesa por ser sacerdote. Murió consumido por la enfermedad. (1794).
- Beata IFIGENIA de SAN MATEO de GAILLARD de la VALDÈNE, virgen y mártir. Orange, Francia. Benedictina. Muerta durante la Revolución Francesa. (1794).
- Santos ANTONINO FANTOSATI, obispo, y JOSÉ MARÍA GAMBARO, presbítero; mártires. Hunan, China. El segundo franciscano. Durante la revuelta del Yihetuan se acercaron a la costa para ayudar a los fieles y fueron lapidados. (1900).
- San MARCOS JI TIANXIANG, mártir. Hebei. Por no querer tomar opio no le permitieron acudir a la Misa durante treinta años. Por ello quiso una muerte santa y, citado en juicio, confirmó su fe, lo que le valió la muerte. (1900).
- Santa MARÍA GUO LIZHI, mártir. Hebei. Durante la persecución de Yihetuan fortaleció a los siete miembros de la familia que la acompañaban. Pidió ser la última en ser ejecutada, así iba fortaleciendo a todos. (1900).
- Beato PEDRO TO ROT, mártir. Papua-Nueva Guinea, Melanasia. Padre de familia y catequista. Fue arrestado durante la Segunda Guerra Mundial por ser catequista. Le inyectaron veneno letal. (1945).
- Beata MARÍA ROMERO MENESES, virgen. León, Nicaragua. Instituto de Hijas de María Auxiliadora. En Costa Rica se dedicó con bondad y eficacia a la instrucción de las jóvenes, especialmente pobres y marginadas. Difundió la devoción a la Eucaristía y a la Santísima Virgen María. (1977).
Hoy recordamos especialmente a BEATO BENEDICTO XI
Nació en Treviso en 1240.
Se educó en su ciudad natal y en Bolonia, donde a los 17 años tomó el hábito dominico.
En 1268 fue nombrado profesor y predicador en Venecia y Bolonia.
Compuso un volumen de sermones y escribió varios comentarios sobre la Sagrada Escritura.
Fue elegido prior provincial de Lombardía y, en 1296, superior general de la Orden de Predicadores.
Dos años más tarde, fue nombrado cardenal y poco después recibió la ordenación episcopal de obispo de Ostia.
El papa le envió a Hungría para mediar en las diferencias que dividían el país. Apenas iniciada esta misión fue llamado de vuelta a Roma.
Bonifacio VIII se hallaba en dificultades con el rey Felipe de Francia. Su Bula “Unam Sanctam”, que se refería a las relaciones entre el poder espiritual y temporal, más bien agravó la situación, de modo que Felipe convocó a un concilio general para que juzgara al Papa de los falsos cargos aducidos contra él.
Bonifacio, abandonado de todos excepto del cardenal obispo de Ostia, y del de Sabina, tuvo que refugiarse en Agnani.
Allí fue hecho prisionero por los partidarios del rey, hasta que los habitantes de Agnani lo pusieron en libertad y pudo regresar a Roma, donde murió poco después, en 1303.
Nicolás Boccasini fue elegido para sucederle y tomó el nombre de Benedicto XI. Solo ejerció su cargo durante ocho meses, en los que trabajó para restablecer la paz y la concordia.
Por su parte, siguió practicando la vida austera de un fraile y dando pruebas de humildad y la moderación que siempre le caracterizaron.
Murió repentinamente en Perugia en 1304.