SAN JOSÉ en los escritos de los santos (San Pedro Damiano)

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¿Ignoras, acaso, que el Hijo de Dios de tal manera eligió la limpieza de la carne que ni siquiera se encarnó de la castidad conyugal, sino más bien de una fidelidad virginal?

Y para que no pareciese bastar que sólo sea virgen la Madre, es esta la fe de la Iglesia, que fuese virgen también quien representaba ser su padre.

Así, pues, si nuestro Redentor amó tanto la integridad de un floreciente pudor que no sólo naciese de un seno virginal, sino que también fuese cuidado por un padre nutricio virgen, y esto siendo todavía Niño en la cuna, ¿por quiénes –pregunto- quiere que sea ahora tratado su Cuerpo, cuando reina, inmenso en los cielos?