El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, ha difundido, en un detallado artículo y también entrevistado en el servicio de prensa del arzobispado, su preocupación porque en las actuales elecciones no se ofrezca una alternativa, sino una simple alternancia.
«Yo no pido una alternancia, sino que pido una alternativa. La alternancia supone seguir gestionando lo mismo, lo que se hereda. Yo lo que pido es una alternativa. No una alternancia de más de lo mismo, aunque sean otras siglas las que las lleven adelante, sino una alternativa que pueda gestionar la vida, la familia, la educación, la libertad, la sociedad y la convivencia de una manera distinta», declara en una entrevista publicada en la web del obispado.
«Para orientar al votante católico hay que decir que no hay ningún partido cuyas siglas nos representen como Iglesia. Pero unos se acercan más y otros se distancian también más», constata el arzobispo en esa entrevista. «Al menos como orientación genérica, poder votar a un partido que mayormente pueda defender nuestra cosmovisión de la vida, de la sociedad, de la persona. Y dar unas pautas para que después cada uno en libertad ejerza su responsabilidad votante y que pueda salir un gobierno que pueda cambiar las cosas y el rumbo que estamos sufriendo».
«Cuatro años y pico» de ataques
El arzobispo desarrolla mucho más estas ideas en un trabajado artículo de opinión que ha publicado El Debate, el digital de la Asociación Católica de Propagandistas.
Después de enumerar una serie de ataques de los últimos «cuatro años y pico» contra los valores cristianos y la convivencia en España, el arzobispo escribe: «Si hubiera un cambio de gobierno que pusiera fin a estos dislates con una mayoría plena o compartida con afines, ¿estaríamos hablando de una alternancia o de una alternativa? Porque venir más o menos a lo mismo, pero gestionado por otros gestores, serían lamentable las consecuencias en una nación como España, de tan precioso patrimonio cultural y moral en su larga andadura histórica».
E insiste: «No basta una alternancia, necesitamos una real alternativa sin palabras huecas o morosas que terminen dejando las cosas como están. Una alternativa en donde los cristianos no pedimos privilegios, sino libertad ante las líneas rojas infranqueables».
Las líneas rojas infranqueables
En su artículo publicado en El Debate, el arzobispo enumera esas «líneas rojas infranqueables»:
– «la vida en todos sus escenarios (naciente, creciente y menguante),
– la verdad verificable en programas políticos que no mienten,
– la libertad religiosa y cultural,
– la libre elección educativa de los padres para sus hijos,
– la historia reescrita con memorias tendenciosas que reabren heridas,
– las confrontaciones que nos enfrentan fratricidamente,
– el bien moral de la unidad de un pueblo con su historia, paisaje, lenguas y riquezas complementarias,
– el acompañamiento de personas vulnerables en su flanco de desamparo débil».
El derecho de obispos y católicos a opinar de política
El obispo comenta también que «cuando los cristianos en general y los obispos en particular entramos en la liza de la plaza pública» muchos les quieren hacer callar, «empujándonos al ostracismo hasta sellar nuestros labios censurando la palabra o emparedando nuestra presencia en el rincón de lo sacral. El mutismo y la invisibilidad es lo que desean algunos como escenario cotidiano de la presencia cristiana en toda la trama social: en el mundo de la cultura, las artes varias, la opinión, los debates éticos, los retos y desafíos sociales, y un largo etcétera».
Como respuesta, Sanz Montes proclama: «Tenemos el derecho y el deber de acercar también nuestra palabra, esgrimir nuestras razones, exponer nuestras reservas ponderadas o nuestra crítica constructiva en la edificación de la ciudad secular de la que formamos parte. No aceptamos las nuevas catacumbas que algunas siglas políticas y sus terminales mediáticos nos imponen sin más, confinándonos allí como apestados, sin voz ni voto, empujándonos a la inanidad».
La verdad frente a «las trolas de trileros profesionales»
El arzobispo critica a los políticos que mienten y engañan. Por eso propone, «en primer lugar, el valor máximo a la verdad. No una verdad demagógica que tiene trampas, ni una post-verdad amañada para engañar a mansalva, sino la verdad límpida, humilde y retadora, esa que nos hace libres, como dijo Jesús. Por eso soy crítico ante quien hace de la mentira su arma política: mentir a sabiendas, mentir en el currículum que los desacreditan, mentir en sus promesas incumplidas, mentir engatusando a los que se confían ingenuamente. La sarta de mentiras que hemos visto en estos años arrasa cualquier credibilidad en los labios mendaces que las proclaman, e imposibilitan siquiera prestar más atención a las trolas de los trileros profesionales desembarcados en la política».
Ataques contra la vida y la familia
En su repaso de «las agendas ideológicas» en España, enumera:
– «el despropósito abaratado del aborto como derecho»,
– «la eutanasia como empujón matarife»,
– «la vida precaria a la intemperie sin encontrar trabajo o sin mantenerlo dignamente, o poder llegar sin infarto a fin de mes cosidos de deudas»,
– leyes que «han puesto en la calle terroristas, abusadores y violadores»,
– leyes transgénero, «cuyas derivas no tienen vuelta atrás, como en otros países donde los juguetones empezaron antes, ahora querrían poder inútilmente remediar».
El artículo completo se puede leer aquí en El Debate.
Sanz Montes, franciscano y amigo de escribir, como arzobispo de Oviedo pastorea una diócesis que cubre toda la comunidad autónoma de Asturias, con 1 millón de habitantes (era 1 millón 76.000 en 2009, cuando Sanz llegó a la diócesis; hoy son 1 millón 4.000; es una de las regiones más envejecidas de Europa y dedica 7 millones de euros al año para abortar unos 14.000 bebés anuales). Durante su mandato, ha habido 4 gobiernos autonómicos socialistas (incluyendo el actual) y uno del Foro Asturias.