JUEVES EUCARÍSTICOS Y SACERDOTALES

by AdminObra

Hoy jueves tendremos la Exposición del Santísimo Sacramento a las 18:30h.

Ofrecemos un texto para la consideración eucarística personal del sacerdote americano P. Lawrence Lovasik que se encuentra en su libro “El libro de la Eucaristía”:

“En tu visita a Jesús Sacramentado hay que abundar las acciones de gracias, los actos de desagravio y la petición. La devoción al Santísimo Sacramento se identifica prácticamente con la del Sagrado Corazón, que fomenta las visitas a Jesús Sacramentado y, a su vez, se alimenta de ellas. Tu visita diaria será más grata al Sagrado Corazón y a ti más provechosa si la haces con la intención expresa de agradecer a Jesús los innumerables bienes que te concede a través de la Eucaristía, y con la de reparar, pues El se queda por nosotros en el altar día y noche y nosotros solemos dejarle solo.

El propósito de tu visita al Santísimo ha de ser el de manifestar tu amor a Jesús. Haz profesión de tu fe en la presencia real de Cristo en la pequeña y blanca Hostia que contiene su divinidad y su humanidad, todos los tesoros de su Sagrado Corazón, toda la amabilidad y la bondad con que durante su vida mortal hizo infinitamente felices a quienes se acercaban a El.

Despierta en tu corazón la tierna confianza de un niño y encontrarás en Jesús todo lo que necesitas: el perdón de tus pecados y de las penas que merecen; la gracia de no volver a ofenderle nunca voluntariamente y de luchar siempre con valentía contra la debilidad de la naturaleza y la atracción del demonio; de hacer tanta penitencia como puedas con tu oración y con tu trabajo; de perseverar hasta el final en las buenas obras y, después de una buena muerte, heredar la felicidad eterna. Su fidelidad no flaquea nunca; su sabiduría, su bondad y su poder no fallan jamás.

Puedes presentar ante nuestro Salvador tus intenciones más especiales cuando participas en algún acto de piedad en que esté el Santísimo expuesto o en el momento de la Bendición. Esas intenciones escogidas deberían ser la remisión de toda culpa y castigo por los pecados de tu vida pasada; la gracia de no volver a cometer nunca un pecado deliberado y de disminuir en la medida de lo posible el número de tus faltas; de aprender a buscar solamente lo que tiene valor de eternidad y no poner tu corazón en las cosas materiales; de parecerte cada día más a Cristo; de seguir todas las inspiraciones de la gracia; de crecer en un tierno amor a la Madre de Dios; o de ser más generoso en la oración, el trabajo y la penitencia. ¡Y piensa también en todo lo que puedes pedir para tu familia!”.