A San José se le llama “padre putativo”, o “padre nutricio”, “padre legal”, es decir, “semipadre” o “cuasi-padre”, porque hace falta alguien que desempeñe ese papel en medio de los hombres.
Pero San José es más radicalmente padre que nadie. La Virgen, cuando encuentra a Jesús, se refiere a San José como “tu padre”.
José es un nombre que significa “Él añadirá”, “Él multiplicará”, lo que remite a la fecundidad y a la autoridad paternas.
No podemos, por tanto, ver a San José como un padre adoptivo, conforme a la moda romana del momento (ni a la Virgen como un vientre de alquiler conforme a la moda contemporánea).
San José no es un padre adoptivo, igual que quien recibe un regalo no es un ladrón.
San José no es padre porque lo haya decidido. Lo ha decidido Dios.
El Mesías procede del Espíritu Santo, nace de María Virgen de quien toma carne. Pero de San José tomará el nombre. Carne y Palabra.
La paternidad de San José es la más radical que existe. Los padres biológicos lo son por las fuerzas de la naturaleza; y San José es padre gracias al creador de las fuerzas de la naturaleza. Es, pues, el PADRE VIRGINAL de Jesús.