- San VÍCTOR, soldado y mártir. En Milán. Era soldado del ejército imperial, y al imponer la obligación de sacrificar a los ídolos, depuso las armas, por lo que le llevaron a la Lodi donde fue decapitado. (304).
- San ACACIO, soldado y mártir. En Bizancio. (s. IV).
- San HELADIO, obispo. En Auxerre. (s. IV).
- San ARSENIO, diácono y ermitaño. En Scete, Egipto. Siendo diácono en Roma, en tiempo de Teodosio, se retiró a la soledad. (s. IV/V).
- San GIBRIANO, presbítero y peregrino. En Châlons. Originario de Irlanda, recorrió la Galia como peregrino por amor a Cristo. (515).
- San DESIDERATO, obispo. En Bourges. Habiendo desempeñado con anterioridad el cargo de canciller en la corte, como obispo dotó a su iglesia con reliquias de los mártires. (550).
- San MARTÍN, presbítero y abad. En Saujon, Aquitania. (s. VI).
- San BONIFACIO IV, papa. En Roma. Obtuvo del emperador Focas el templo del Panteón, el cual transformó en iglesia dedicada a la Santísima Virgen y a todos los mártires, y fomentó mucho la disciplina monástica. (615).
- San BENEDICTO II, papa. En Roma. De espíritu humilde y manso y paciente. Se distinguió por su amor a la pobreza y fue insigne por sus limosnas. (685).
- San WIRO. En Brabante. Se dedicó a evangelizar dicho territorio con sus compañeros Plechelmo y Odgero. (700).
- Beato AMATO RONCONI. En Emilia-Romaña. Se distinguió por su dedicación a la hospitalidad y a la atención espiritual a los peregrinos. (s. XIII).
- Beato ÁNGEL de MASSACCIO, presbítero y mártir. En Las Marcas, Italia. Camaldulense. Fue incansable defensor de la observancia del precepto dominical. (1458).
- Beato LUIS RABATA, presbítero. En Randazzo, Sicilia. Fidelísimo en su observancia de la Regla y resplandeciente en su amor a los enemigos. (1490).
- Beata ULRICA, NISCH, virgen. En Baden, Alemania. Religiosa de la Congregación de Hermanas de la Caridad de la Santa Cruz, quien, como infatigable sierva del Señor, vivió entregada a los trabajos más humildes, principalmente en la labor de ayudante de cocina. (1913).
- Beato ANTONIO BAJEWSKI, presbítero y mártir. En Auschwitz. Franciscano. Murió en dicho Campo de Extermino quebrantado por los tormentos. (1941).
Hoy recordamos a BEATA MARÍA CATALINA de SAN AGUSTÍN
Nació en Francia en 1632.
Falleció su madre cuando apenas contaba dos años de edad, y fue confiada a los abuelos maternos, muy caritativos, que acogían en su casa a los enfermos pobres.
Allí entró en contacto desde muy niña con los religiosos y sacerdotes que colaboraban en esta obra asistencial, e inició su formación como futrara religiosa hospitalaria.
A los 12 años ingresó como aspirante en el monasterio de las Agustinas Hospitalarias de Bayeux, que su familia había contribuido a fundar.
Recibió el hábito en 1646, y en 1648 emitió los primeros votos e hizo la profesión religiosa tomando el nombre de MARÍA CATALINA DE SAN AGUSTÍN.
La congregación de las Agustinas había fundado en 1639 el hospital “Hotel Dieu” en Quebec; era necesario enviar a religiosas jóvenes allí, y ella se ofreció como voluntaria para ir a ese hospital.
Vivió el resto de sus días en Quebec, dedicada al cuidado de los enfermos, caracterizándose por el consuelo que les proporcionaba y la esperanza que infundía en ellos.
Falleció en 1668 santamente.