Hoy, 3 de febrero, la Iglesia celebra a:

by AdminObra
  1. Santos SIMEÓN, anciano y piadoso, y ANA, viuda y profetisa, en Jerusalén. Merecieron saludar al Niño como Mesías Salvador en el Templo.
  2. San CELERINO, lector y mártir, en Cartago. Confesó a Cristo en la cárcel, entre azotes, cadenas y otros suplicios siguiendo los pasos de su abuela Celerina, y mártir, y de sus tíos paterno y maternos, Lorenzo e Ignacio, militares, y también mártires de Cristo. (s. III).
  3. San BLAS, obispo y mártir, en Sebaste, Armenia. En tiempo del Imperio de Licinio padeció martirio. (320).
  4. San LEONIOA, presbítero. En Aquitania. Discípulo de San Hilario. (s. IV).
  5. San LUPICINO, obispo, en Lyon. Vivió las persecuciones de los Vándalos. (s. V).
  6. San ADELINO, presbítero y abad. En Bélgica. (696).
  7. Santa WEREBURGA, abadesa, en Chester, Inglaterra. Fundadora de varios monasterios. (700).
  8. Santa BERLINDA, virgen. En Brabante, Bélgica. Se distinguió por su vida de pobreza y caridad. (s. IX).
  9. Beato HELINANDO, monje, en Francia. Después de ser un trovador itinerante, abrazó la vida escondida en el claustro. (1230).
  10. Beato JUAN NELSON, presbítero y mártir, en Londres. Jesuita. Por negarse a aceptar a la reina Isabel I como cabeza espiritual de la Iglesia fue ahorcado. (1578).
  11. Santa MARÍA de SAN IGNACIO THÉVENET, virgen, en Lyon. Movida por la caridad, con ánimo esforzado fundó la Congregación de Hermanas de Jesús y María, para la formación espiritual de las jóvenes de condición humilde. (1837).
  12. Beata MARÍA ANA RIVIER, virgen, en Viviers, Francia. En tiempo de la Revolución Francesa, cuando se suprimieron las órdenes y congregaciones instituyó la Congregación de Hermanas de la Presentación de María, para educar en la fe al pueblo cristiano. (1838).
  13. Beata MARÍA ELENA STOLLENWEK, virgen, en Steyl, Holanda. Colaboró con el Beato Arnoldo Janssen en la fundación de la Congregación de Misioneras Siervas del Espíritu Santo. Tras cesar como superiora se entregó a la adoración perpetua. (1900).

Hoy destacamos a SAN ÓSCAR.

Nació en 801. Es patrono de Dinamarca. Nació en Amiens, Francia, en el seno de una familia de emigrantes sajones.

Lo que sabemos de su vida es gracias a su sucesor en el episcopado, San Remberto.

Perdió a su madre siendo muy joven, y fue educado por los monjes de Corbie, en Picardía, Francia, donde el docto abad Adelardo, primo del emperador Carlomagno, había asumido la tarea de preparar a los jóvenes sajones para que evangelizaran después a sus connacionales.

Cuenta San Remberto que la muerte de Carlomagno impresionó mucho a San Óscar, al ver lo perecedero de los poderes terrenales, y deseó hacerse monje.

Entró en el Monasterio de Corbie, donde fue por algún tiempo maestro en la escuela del propio monasterio, y de ahí pasó a un monasterio filial en Sajonia, en 823.

Como monje de vida ejemplar y apostólica, realizó una fructuosa labor misionera, y su abad lo envió a Dinamarca con otro monje. deberían predicar el cristianismo allí.

Destronado el Rey Haroldo, que protegía la misión, tuvieron que volver a Sajonia, llevando consigo a algunos conversos para iniciarlos en la vida monástica.

En 829 el Bjorn de Suecia pidió misioneros. Óscar y un grupo de monjes acudió a esta llamada realizando con éxito su misión.

En 831 fue nombrado abad del monasterio de Corbey y designado obispo de Hamburgo.

El papa Gregorio IV lo nombró arzobispo, le envió palio y lo hizo legado papa para los pueblos del Norte de Europa.

Trece años pudo servir estos cargos hasta que el asalto vikingo a Hamburgo el 845 puso fin a la misión.

Fue nombrado obispo, entonces, de Bremen, uniéndose las sedes de Bemen y Hamburgo.

A pesar que se mantuvieron algunas estaciones misioneras realmente hubo un colapso misionero que no se pudo reanudar hasta 880 y proseguir, en ese momento, con una efectiva evangelización de Escandinavia.

Óscar era un hombre austero, caritativo, orante, predicador celoso y profundo conocedor de su tiempo.

Se tomaba tiempo para todas las decisiones importantes; no decidía nada sin haber meditado mucho; sin saber antes qué era justo hacer, iluminado por el Espíritu Santo. Cuando estaba seguro del valor espiritual de su decisión no vacilaba más.

Murió en Bremen en 865.