Hoy, 3 de diciembre, la Iglesia celebra a…

by AdminObra
  1. San SOFONÍAS, profeta. En los días de Josías, rey de Judá, anunció la ruina de los impíos en el día de la ira del Señor.
  2. San CASIANO, mártir. En Tánger. (300).
  3. San BIRINO. Enviado por el papa Honorio a Gran Bretaña difundió con empeño el Evangelio entre los sajones occidentales. (650).
  4. San LUCIO, eremita. En Chur, Suiza. (s. IV).
  5. Beato EDUARDO COLEMAN, mártir. En Londres. Abrazada la fe católica, fue acusado falsamente de conspirar contra Carlos II y ahorcado, y aún respirando, descuartizado. (1678).
  6. Beato JUAN NEPOMUCENO, obispo, en Trento, en Italia. Gobernó aquella Iglesia con el ardor evangélico de la fe. (1860).

 

Hoy destacamos a:

SAN FRANCISCO JAVIER

Nació en el castillo de Javier, en Navarra. El último de seis hermanos. Fue educado en el castillo natal por su madre, sus familiares y los clérigos de una pequeña abadía cercana. Le tocó vivir una infancia de guerras y de la muerte de su padre.

En 1525, con tonsura clerical, después de estudios de letras y teológicos, marchó a París a estudiar. Compartió habitación con Pedro Fabro y con Juan de la Peña.

En 1528 llegó a París San Ignacio, que se alojó en el hospital de estudiantes. Y al año siguiente a la residencia que compartían los anteriores. San Ignacio ya había ideado el esquema de sus Ejercicios Espirituales. Y los atrajo al ideal de la perfección cristiana.

En 1534 los vivió Pedro Fabro y se hizo sacerdote. Poco después también los practicó Francisco Javier. Y el 15 de agosto de aquel año emitieron los votos religiosos en la misa celebrada en la capilla de Montmartre por Pedro Fabro, el único que era sacerdote. Fue el germen de la Compañía de Jesús.

Se fue consolidando el grupo, y planearon ir a Tierra Santa.

Después de una serie de vicisitudes y viajes, se dirigen a Roma a recibir la bendición del Papa Paulo III antes de partir. En Venecia, Javier es ordenado sacerdote.

Por culpa de la guerra contra los turcos no podrán ir a la tierra del Señor.

Dedicados a administrar sacramentos, predicar, atender enfermos, socorrer pobres, catequizar… en distintos lugares del norte de Italia, se instalaron finalmente en Roma. Allí asumieron otras tareas encomendadas por el Papa. Al mismo tiempo, se iba consolidando la Compañía de Jesús.

Cuando el rey de Portugal pidió al Papa misioneros para las Indias Orientales, uno de los designados enfermó, y, ante la urgencia del viaje, en 1540, Ignacio pidió a Javier que los sustituyera. Salió al día siguiente hacia Lisboa, de donde partiría la expedición.

Después de un año en Portugal, donde conoció el idioma y evangelizó, en 1541 partieron.

Pasaron casi un año en Mozambique, sin poder avanzar y, al fin, en 1542, llegaron a Goa (India), la capital de Imperio portugués.

En Goa, Javier predicó incansablemente. Vivió en gran pobreza, realizó viajes muy peligrosos, sufrió las inclemencias del tiempo y muchas veces estuvo a punto de morir.

Unas treinta aldeas de pescadores fueron evangelizadas por él. Bautizó a multitudes. Compuso un catecismo en tamil. Después de recorrer las Molucas, fue invitado a pasar al Japón, donde llegó en 1549. También allí compuso un catecismo con el que facilitó muchas conversiones.

Quedó entusiasmado con aquel país.

Regresó a la India con el deseo de enviar más misioneros a Japón, y pasar a China.

Acompañado de un joven intérprete chino, partió hacia la isla de San Xon, desde Goa. Allí esperaría que alguien lo introdujese en Cantón.

En San Xon viviría en una choza con el intérprete y con un malabar, pasando mucho frío y mendigando para comer. Allí moriría tendido en una estera en 1552.