Hoy, 29 de diciembre, la Iglesia celebra a:

by AdminObra
  1. San DAVID, rey y profeta. Hijo de Jesé. Encontró gracia ante Dios y fue ungido con el santo óleo por el profeta Samuel para regir el pueblo de Israel. Trasladó a la ciudad de Jerusalén el Arca del Señor. De él nació, según la carne, como descendiente suyo, Jesucristo.
  2. San TRÓFIMO, obispo. En Arlés. Considerado el primer obispo de la sede. (s. III).
  3. San LIBOSIO, obispo y mártir. En Cártago. (258).
  4. San MARTINIANO, obispo. En Milán. (431).
  5. San MARCELO, abad. En Constantinopla. Al frente del monasterio de los Acemetes donde se cantaban los salmos día y noche sin parar. (480).
  6. Santo THOMAS BECKET, obispo y mártir. Cantorbery. Por defender la justicia y la Iglesia, fue obligado a desterrarse de la sede de Cantorbery y de su patria, a la que volvió al cabo de seis años y donde padeció mucho hasta que fue muerto por unos esbirros en la catedral, por orden de Enrique II. (1170).
  7. San EBRULFO, abad. En Neustria, actual Francia. En tiempos del rey Chidelberto (596).
  8. Beato GERARDO CAGNOLI, religioso. En Palermo. Franciscano. Hizo vida eremítica durante mucho tiempo. (1342).
  9. Beato GUILLERMO HOWARD, mártir. En Londres. Profesó el catolicismo, y por esto fue acusado de conspirar contra el rey Carlos II por lo que fue degollado. (1680).
  10. Santa BENEDICTA IOKYONG-NYON, viuda, catequista y mártir, junto con otros seis compañeros. En Seúl. Sufrieron muchos suplicios a causa de ser cristianos y acabaron por ser decapitados. (1839).
  11. Beato JOSÉ APARICIO SANZ, presbítero y mártir. En Valencia. Durante la persecución religiosa en España. (1936).
  12. Beatos ENRIQUE JUAN REQUENA, presbítero, y JOSÉ PERPIÑÁ NÁCHER, mártires ambos. En Valencia. Durante la persecución religiosa en España. (1936).
  13. Beato JUAN BAUTISTA FERRERES BOLUDA, presbítero y mártir. En Valencia. Jesuita. Durante la persecución religiosa en España. (1936).

Hoy destacamos al Beato JUAN BAUTISTA FERRERES BOLUDA

Nació en Ollería, pueblo de la provincia de Valencia, el 28 de noviembre de 1861. Al día siguiente recibió el bautismo en su parroquia natal. Sus padres se llamaban Juan Bautista Ferreres Mompó y Vicenta María Boluda Bru.

De pequeño ayudó a su familia en las tareas agrícolas.

A los dieciséis años de edad ingresó en el Seminario Conciliar de Valencia, donde se dio a conocer por su inteligencia despierta y por sus virtudes humanas y cristianas. Fue colegial del Colegio de la Presentación de Nuestra Señora y Santo Tomás de Villanueva, del que fue rector en los últimos años de su estancia.

El 18 de diciembre de 1886, témporas de Adviento, recibió la ordenación sacerdotal. A los pocos meses de ser coadjutor de Albaida ingresó en la Compañía de Jesús. El 30 de junio de 1888 inició el noviciado en el monasterio de Veruela (Zaragoza) y dos años después hizo su primera profesión religiosa.

Obtuvo la licenciatura de Filosofía y Letras por la Universidad de Zaragoza. Fue profesor en los colegios de Zaragoza y Orihuela. El 15 de agosto de 1900 hizo su profesión solemne de los cuatro votos y empezó a desempeñar los cargos de profesor de Moral y Derecho canónico en la Facultad de Teología de San Cugat de Vallés (Sarriá-Barcelona). De 1918 a 1924 residió en la curia generalicia de Roma para acomodar el Instituto de la Compañía de Jesús al nuevo código de Derecho canónico. Colaboró en la codificación del mismo, promulgado en 1917, asesorando al cardenal Gasparri. Al regresar a España se dedicó a escribir.

Gozó de gran autoridad como moralista y canonista, habiendo publicado, además de numerosos artículos en las revistas Razón y Fe Estudios Eclesiásticos, importantes obras que son consultadas por todas las personas que se dedican al estudio de estas materias.

Sus libros Compendio de teología moral Instituciones canónicas, se utilizaron como texto en gran número de seminarios y universidades. También escribió sobre el Derecho sacramental y penal y sobre la historia del misal romano. Publicó también obras de catequesis y de orientación para la vida cristiana.

Supo compaginar todo esto con la predicación.

Dejó escritos dos volúmenes de panegíricos y sermones, en los que da a conocer su fervor y devoción.

El 23 de enero de 1932, con la promulgación del decreto de expulsión de los jesuitas del suelo español, tuvieron que emprender éstos el camino del destierro.

El padre Juan Bautista Ferreres, con más de setenta años de edad y seriamente enfermo, se quedó a vivir en Barcelona, dedicado a algunos ministerios sacerdotales.

Al estallar la revolución en julio de 1936 buscó refugió en Ollería, su pueblo natal, pero a los pocos días de su llegada fue detenido.

En la cárcel de San Miguel de los Reyes sufrió un ataque de hemiplejía, producto posiblemente de los malos tratos recibidos, y no podía moverse. La diabetes que padecía complicó aún más su situación. El 29 de diciembre de dicho año, tras soportar malos tratos y vejaciones, falleció en la misma cárcel, atendido espiritualmente por un padre claretiano y un seminarista.

El padre Juan Bautista Ferreres estuvo dotado de un talento singular, acompañado de una actividad incansable.

No sólo estaba al día en todas las innovaciones de su materia, sino que además estudiaba las cuestiones modernas médicas, sociales, económicas y las iluminaba con la luz de la moral cristiana.