- San RUPERTO, obispo. En Baviera. Edificó una iglesia y un monasterio, que gobernó como obispo y como abad, difundiendo desde allí la fe. (718).
- Beato PEREGRINO de FALERONE, presbítero. En Las Marcas, Italia. Uno de los primeros discípulos de San Francisco. En Tierra Santa llegó a ser admirado por los sarracenos. (1232).
- Beata PANACEA de´ MUZZI, virgen y mártir. En Piamonte. A los quince años fue asesinada por su madrastra por estar rezando en una iglesia. Siempre la había humillado. (1383).
Hoy recordamos especialmente a BEATO FRANCISCO FAÀ di BRUNO
Último de 12 hijos. Nació en Alexandria, Italia en 1825. En una familia de marqueses.
Hiso los estudios elementales en la orden Somasca, y a los 16 años ingresó en la academia militar de Turín.
Participó en las guerras de 1848 y 1849, alcanzando el grado de capitán.
Se acreditó en el ejército, y llegada su fama a oídos del rey Víctor Manuel II, quiso nombrarlo tutor encargado de la educación de los príncipes Humberto, futuro rey de Italia, y Amadeo, futuro rey de España. pero Francisco prefirió completar estudios de en París tanto de física como de matemáticas. Volvería a Turín en 1852.
Los elementos anticatólicos que rodeaban al rey se opusieron a que influyera en la formación de los príncipes. Francisco, pues, dejaría el ejército y volvería a París a completar los estudios. Lograría el doctorado y publicaría libros especializados. Dio clases en la universidad y en la Escuela de Estado Mayor.
Mantuvo su fe y sus obras de asistencia social.
Comensón con la “Obra Pía de Santa Zita” para las empleadas del servicio doméstico. Abrió pensiones para ancianos, para señoras enfermas y convalecientes, y para sacerdotes. En 1867 construyó la iglesia Nuestra Señora del Sufragio pensando en las víctimas de las guerras, donde se oraba por ellas y se ofrecían sufragios.
San Juan Bosco, a quien Francisco ayudaba a misa con frecuencia, lo estimaba mucho, admiraba su trabaja como seglar y sus obras asistenciales, y, dada la confianza que tenía con él, le sugirió que se ordenara sacerdote. Lo mismo le dijo el Papa Pío IX en una audiencia.
Francisco aceptó el consejo de ambos santos y recibió la ordenación en Roma en 1876. Pero mantendría los cargos en la universidad.
En 1881 fundó la Congragación de Religiosas Mínimas de Nuestra Señora del Refugio y de Santa Zita para que todas sus obras no se perdiesen.
Su vida sacerdotal estuvo llena de espíritu de sacrificio, humildad, laboriosidad y celo apostólico, y animada por una intensa espiritualidad.
Enfermó en 1888 y fallecería seguidamente.