Hoy, 27 de julio, la Iglesia celebra a:

by AdminObra
  1. San PANTALEÓN, mártir. Nicomedia. Venerado en Oriente por haber ejercido como médico sin esperar retribución alguna. (305).
  2. San DESIDERATO, obispo. Montes de Jura, Francia. (s. V).
  3. San CELESTINO I, papa. Roma. Se esforzó para que la Iglesia se mantuviese en la verdadera fe y ampliase su extensión. Instituyó el episcopado en Gran Bretaña y e Irlanda. Promovió la celebración del Concilio de Éfeso en donde se condenó a Nestorio y se saludó a María como Madre de Dios. (432).
  4. San SIMEÓN, monje. Antioquía de Siria. Durante muchos años vivió sobre una columna. Su vida y trato con todos fue admirable. (459).
  5. San URSO, abad. Tours. Padre de muchos cenobios. Célebre por su abstinencia y sus virtudes. (s. VI).
  6. San ECLESIO, obispo. Rávena. Compañero del papa San Juan I en la resistencia a las crueldades del rey Teodorico y, después de haberlas sobrevivido tan sólo él, llevó a su Iglesia a nuevo esplendor. (532).
  7. San GALACTARIO, obispo y mártir. Pirineos vasco-franceses. (s. VI).
  8. Santa ANTUSA, monja. Mantinea, Grecia. Siendo emperador Constantino Coprónimo, por defender el culto a las imágenes sufrió la pena de azotes, tras lo cual fue desterrada. Finalmente, pudo regresar a su patria, donde murió en paz. (s. VIII).
  9. Santos JORGE, monje y diácono, AURELIO y SABIGÓTONA, esposos, y FÉLIX y LILIOSA, esposos; mártires. Córdoba. Durante la persecución sarracena fueron decapitados mientras alababan a Cristo en la cárcel. (853).
  10. San CLEMENTE de OCHIRIDA, obispo. Ilírico, Macedonia. Obispo de Velica. Insigne por su erudición y por sus conocimientos de las ciencias sagradas, que llevó la luz de la fe al pueblo búlgaro. (ss. IX/X).
  11. Beato BERTOLDO, abad. Estiria, Austria. Siempre dando buenos consejos, y ayudando a los que acudían a él. (1142).
  12. Beato RAIMUNDO PALMERIO, padre de familia. Emilia-Romaña. Al enviudar y al perder a sus hijos, fundó un albergue para recibir a los pobres. (1200).
  13. Beato NEVOLONE, ermitaño. Emilia-Romaña. Insigne por sus peregrinaciones, por su austeridad y por la práctica de la vida ermitaña. (1280).
  14. Beata LUCÍA BUFALARI, virgen. Umbría. Hermana del beato Juan de Rieti y oblata de San Agustín, ilustre por sus penitencias y por su celo en salvar almas. (1350).
  15. Beato ROBERTO SUTON, presbítero y mártir. Stafford. Ahorcado en tiempo de Isabel I por ser sacerdote. (1588).
  16. Beato GUILLERMO DAVIES, presbítero y mártir. Beaumaris, País de Gales. También martirizado mientras oraba por los presentes. (1593).
  17. Beata MARÍA MAGDALENA MARTINENGO, abadesa. Brescia, Italia. Clarisa. Insigne por su abstinencia. (1737).
  18. Beato JOAQUÍN VILANOVA CAMALLONGA, presbítero y mártir. Ollería, Valencia. Durante la persecución religiosa en España. (1936).
  19. Beatos FELIPE HERNÁNDEZ MARTÍNEZ, ZACARÍAS ABADÍA BUESA y SANTIAGO ORTIZ ALZUETA, religiosos y mártires. Barcelona. Martirizados durante la persecución religiosa en España. (1936).
  20. Beata MARÍA CLEMENTE de JESÚS CRUCIFICADO STASZEWSKA, virgen y mártir. Campo de Concentración de Auschwitz. Internada en ese lugar donde murió a causa de los terribles suplicios. (1943).

Hoy recordamos especialmente al Beato MODESTO VEGAS VEGAS

El P. Modesto nació el 24 de febrero de 1912 en La Serna (Palencia). Hizo los estudios primarios en la escuela de su pueblo, e ingresó en el Seminario de Granollers en 1924. Aquí estudió humanidades, teniendo como profesores, entre otros, a los beatos Alfonso López y Dionisio Vicente. Hace allí mismo el noviciado con el P. Alfonso como maestro, y emite la profesión temporal el 27 de octubre de 1929. Comienza la filosofía en Granollers, pero completa los estudios eclesiásticos en Ósimo (Italia). Allí hace la profesión solemne, y es ordenado sacerdote el 29 de junio de 1934.

Regresa a España el 9 de octubre de aquel mismo año. En Granollers ejerce los ministerios de la predicación y de la reconciliación, apostolados que también desempeña en la comarca del Vallés Oriental. El ministerio de la reconciliación le permite ser portador y regalador de la misericordia de Dios Padre a los muchos penitentes que se acercaban a la iglesia conventual de Nuestra Señora de Montserrat y San Antonio de Padua. Su enfermedad y el dolor que le causaba, tanto físico como moral, le permitía ser generoso y acogedor con quienes se acercaban al confesonario y buscaban el perdón de Dios.

El 19 de julio de 1936, el P. Modesto dejó el convento y se refugió en casa de la terciaria franciscana Dolores Artigas Font, casada con José Anglada Artigas, en cuya casa prestaba servicios domésticos Carmen, hermana del religioso. Allí permaneció hasta el 27 de julio. Algunos vecinos debieron de alertar a la señora Dolores sobre los planes que los milicianos tenían de registrar su casa. El P. Modesto, enfermo como se encontraba, hacia las tres de la tarde abandonó dicha casa acompañado por su hermana Carmen, y se dirigió al Hospital-Asilo de Granollers, donde equivocadamente se creía que estaría más seguro. A mitad del camino, en el paso a nivel del tren en la antigua carretera de Cardedeu y a corta distancia del hospital, a pesar de que iba vestido de seglar, un grupo de niños lo reconoció y comenzaron a gritar y a llamarle por su nombre: «¡Padre Modesto! ¡Padre Modesto!» Esto alertó a un grupo de milicianos de la FAI, que se hallaban desparramados por todas las esquinas de Granollers, y lo detuvieron.

Inmediatamente lo condujeron al Comité Revolucionario de Granollers, delante del cual confesó su condición de religioso franciscano y sacerdote. Por este motivo fue víctima de todo género de injurias y vituperios: sólo por ser fraile y sacerdote fue inmediatamente detenido, para horas más tarde ser conducido a la muerte. Le pidieron la documentación, a lo que respondió que no la tenía consigo, pero que se encontraba en casa de su hermana. Cuenta su hermana Carmen, que siempre permaneció al lado de Modesto, que durante el interrogatorio «los del Comité preguntaron a mi hermano si era religioso, lo que no negó ni afirmó. Fui yo la que negué esta condición de mi hermano, con el fin de salvarlo de una muerte que creía segura. Nos invitaron a sentarnos un momento para que nos recordáramos de esto. Durante este tiempo, mi hermano me rogó que no ocultase su condición de religioso, y yo me oponía a ello. Interrogado nuevamente, aun siendo consciente del peligro mortal que implicaba semejante confesión, mi hermano afirmó ser religioso: «Soy un religioso y sacerdote franciscano!» A la confesión de mi hermano, los rojos prorrumpieron en horrendas blasfemias, y en acusaciones contra los curas y los frailes». «Entonces mi hermano, con calma y serenidad, replicó: «¡No es cierto! ¡Los curas y los frailes no hacemos mal a nadie! ¡Por el contrario, hacemos todo cuanto está a nuestro alcance en beneficio de los demás!» Entonces un ex-seminarista, lleno de ira y de rabia, contestó: «¡No seas embustero! ¡Yo he estudiado con curas y frailes y os conozco bien! ¡Todos debéis ser quemados vivos!»»

Acabado el interrogatorio dejaron en libertad a Carmen y no así Modesto, a quien inmediatamente hicieron subir a un camión, con la excusa de llevarlo a la cárcel. El camino no era el de la prisión, sino el del martirio. Lo condujeron al bosque de Can Montcada, término municipal de Lliçà d´Amunt, a unos cuatro kilómetros de Granollers, donde fue fusilado hacia las cinco de la tarde de aquel 27 de julio de 1936. En su vía dolorosa había continuado el diálogo entre el condenado a muerte y los verdugos, por cuanto refiere Dolores Anglada, que dice haberlo oído contar a uno de los asesinos del P. Modesto. Éste les dijo: «¿Me lleváis a la muerte?» «¡No!», le respondieron ellos. Pero el P. Modesto, que estaba seguro que pretendían su muerte, les dijo: «¿No tenéis compasión con un pobre enfermo?» Le respondieron: «¡Si realmente estás enfermo, ya no tienes nada que hacer en esta vida! ¡Nosotros te vamos a llevar a un lugar donde, según tus creencias, estarás mucho mejor!».