- San SIRICIO, papa. En Roma. A quien alaba San Ambrosio como verdadero maestro, ya que, consciente de su responsabilidad sobre todos los obispos, les dio a conocer los documentos de los Padres de la Iglesia y los confirmó con su autoridad de Papa. (399).
- San ALIPIO, diacono y estilista. En Adrianópolis, en Turquía. Murió casi centenario. (s. IV).
- San CONRADO, obispo. En Costanza, en la región de Suabia, en Germania. Óptimo pastor de su grey, el cual donó sus bienes a la Iglesia y a los pobres. (975).
- San NICÓN, monje. En el Peloponeso. Después de una vida cenobítica y eremítica en Asia, trabajó con celo por llevar la vida cristiana a los habitantes de Creta, recién liberada del yugo sarraceno, y luego recorrió Grecia predicando penitencia, hasta que falleció en un monasterio de su fundación. (998).
- San BELINO, obispo y mártir. En Fratta, en Italia. Defensor eximio de la Iglesia, que, cruelmente herido por unos sicarios, murió a consecuencia de las lesiones recibidas. (1151).
- San SILVESTRE GOZZOLINI, abad. En el Piceno, Las Marcas-Italia. Habiendo descubierto la vanidad de las cosas del mundo, a la vista de la sepultura abierta de un amigo fallecido poco antes, se retiró al eremitorio, donde se ocultaba de la vista de los hombres. Puso las bases de la Orden de Monjes Silvestrinos, bajo la Regla de San Benito. (1267).
- Beatos HUGO TAYLOR, presbítero, y MARMADUCO BOWES, en York, Inglaterra. En tiempo de Isabel I fueron llevados al suplicio, acusados, el primero, joven aún, de haber entrado en Inglaterra siendo sacerdote, y el segundo, ya anciano, por haberle ayudado. (1585).
- Beato HUMILDE PIROZZO, religioso. En Calabria, en Italia. De la Orden de Hermanos Menores, famoso por su espíritu de profecía y frecuentes éxtasis. (1637).
- San LEONARDO DE PORTO MAURIZIO, presbítero, en Roma, en el Convento de San Buenaventura. De la Orden de Hermanos Menores. Desbordante de celo por las personas, empleó casi toda su vida en la predicación, en la publicación de libros piadosos y en dar más de trescientas misiones. (1721).
- Santos TOMÁS DINH VIET DU y DOMINGO NGUYEN VAN XUYÊN, presbíteros y mártires. Tonkín. Dominicos. Por decreto del emperador Minh Mang fueron decapitados. (1839).
- Beata CAYETANA STERNI, religiosa. Bassano, Italia. Habiendo enviudado, siendo aún muy joven, se entregó al servicio de los pobres, y fundó la Orden de Hermanas de la Divina Voluntad para atender menesterosos y enfermos. (1889).
Hoy celebramos especialmente al Beato SANTIAGO ALBERONI
Santiago Alberione nació en San Lorenzo di Fossano, Cúneo (Italia) en 1884. Desde niño evidenció una gran curiosidad y determinación. En la escuela era de los más entusiastas cuando de cosas de fe se trataba. Vale recordar aquella historia en la que una maestra le preguntó qué es lo que quería ser cuando fuera grande y él -sorprendiendo a más de uno- respondió: «quiero ser cura».
A los 16 años ingresó al seminario de Alba y conoció al canónigo Francisco Chiesa, quien fue su guía espiritual por 46 años. Interpelado por la encíclica «Tametsi Futura Prospicientibus» (una reflexión sobre el futuro desde la figura de Jesucristo Redentor) de León XIII, Alberione pasaría la noche en oración frente al Santísimo Sacramento y descubriría el llamado de Dios al sacerdocio.
En 1907, ya ordenado, en medio del trabajo pastoral y el estudio, Santiago comprendió algo más en su vida: que Dios ciertamente lo llamaba a anunciar el Evangelio, pero que ese anuncio debía hacerse de forma novedosa. Inspirado en la figura de San Pablo, quien predicó en el areópago, se sintió atraído por la idea de proclamar a Cristo a través de los modernos medios de comunicación.
Es así que en agosto de 1914, el P. Alberione fundó la Pía Sociedad de San Pablo, dando origen a lo que posteriormente se conocería como la «familia paulina». Luego vendrían otras fundaciones: la Congregación de las Hijas de San Pablo, las Pías Discípulas del Divino Maestro, las Hermanas de Jesús Buen Pastor y el Instituto Regina Apostolorum.
A estos se sumaron los institutos de vida secular consagrada San Gabriel Arcángel, Virgen de la Anunciación, Jesús Sacerdote y Santa Familia. En total, diez instituciones fueron constituidas, entre las que también se cuenta a los Cooperadores Paulinos.
El Padre Alberione fue un gran impulsor de la impresión de ediciones populares de la Biblia y de diversos textos de formación católica, litúrgica y pastoral.
Debido a su creciente apostolado, el beato tuvo una relación cercana con el papado. En 1962 fue invitado a participar del Concilio Vaticano II por San Juan XXIII, quien dijo de él: «este sí que es un gran hombre de Dios». Por otro lado, al final de sus días, recibió la visita de su amigo, el Papa San Pablo VI.