- San MARCOS, evangelista. Acompañó a San Pablo en su apostolado, y después siguió los pasos de San Pedro. Es tradición que en Roma recogió en su Evangelio la catequesis de Pedro a los romanos y que fue el que instituyó la Iglesia en Alejandría de Egipto. (s. I).
- San ANIANO, obispo. En Alejandría de Egipto. Como narra Eusebio, fue el primer sucesor de San Marcos en el episcopado de esta ciudad. Hombre de Dios, admirable en su comportamiento. (67).
- Santos PASÍCRATES y VALENCIO, mártires. En Silistras, Bulgaria. Por confesar a Cristo fueron degollados. (302).
- San FEBADIO, obispo. En Aquitania. Escribió una obra contra los arrianos y protegió a su grey de la herejía. (393).
- San ESTEBAN, obispo y mártir. En Antioquía de Siria. Sufrió mucho por parte de los herejes que se oponían al Concilio de Calcedonia, y en tiempo del emperador Zenón murió al ser precipitado al río Orontes. (479).
- San CLARENDIO, obispo. En Vienne. (s. VII).
- Beato BONIFACIO VALPERGA, obispo. En Aosta. Insigne por su caridad y humildad. (1243).
- Beatos ROBERTO ANDERTON y GUILLEROM MARSDEN, presbíteros y mártires. En la Isla de Wight, en Inglaterra. Durante la persecución bajo Isabel I, detenidos al haber desembarcado en Inglaterra a causa de un naufragio, fueron condenados a la pena capital por ser sacerdotes, martirio que aceptaron con ánimo sereno y decidido. (1586).
- Beato JUAN PIAMARTA, presbítero. En Brescia. Tras grandes dificultades fundó el Instituto de los Artesanitos en las cercanías de una colonia agrícola, con la finalidad de facilitar a los jóvenes una formación religiosa, así como el aprendizaje de un oficio, lo que dio vida a la Congregación de la Sagrada Familia de Nazaret. (1913).
- Beato ANDRÉS SOLÁ MOLIST, presbítero y mártir. Después de celebrar misa, entre insultos, blasfemias y sarcasmos, fue apresado junto con otro sacerdote y un laico. Acusados falsamente de haber descarrilado un tren, fueron condenados a muerte. Fueron fusilados, todos murieron en el acto, excepto Andrés que sobrevivió dos horas desangrándose en medio de un martirio atroz. (1927).
Hoy recordamos especialmente a SAN PEDRO de SAN JOSÉ de BETANCOURT
Pedro José nació en Vilaflor, en la Isla de Tenerife, en 1626, en el seno de una familia muy cristiana. Los religiosos agustinos le enseñaron a leer y escribir, pero no siguió estudiando porque lo pusieron a cuidar rebaños para ayudar a su familia.
Llegado a la juventud, todos reconocían que era honesto y piadoso.
Decidió marchar a las Américas. Primero estuvo en Cuba. Después fue a Guatemala. Dio siempre ejemplo de pureza y de piedad, y siendo asiduo a la oración y a los sacramentos. Deseaba ser sacerdote o, al menos, religioso, y pidió ser franciscano. No pudo ser, e ingresó en la Tercera Orden.
Se dedicó a las obras de misericordia, y en 1659, se atrevió a abrir un hospital que puso bajo la advocación de Nuestra Señora de Belén, en el que recogía y cuidaba con mucho amor a los enfermos pobres. luego fundó una escuela para niños.
Se le unieron varios amigos que se hicieron como él terciarios franciscanos y empezaron a vivir en comunidad dedicados a la hospitalidad y a la enseñanza.
Pedro pidió que su comunidad fuese formalizada como una comunidad religiosa, pero la autoridad eclesiástica no lo consideró oportuno.
Obedeció con humildad y siguió dedicándose a sus obras de misericordia hasta que le llegó la muerte en 1667. Su obra sí sería formalizada prontamente, en 1687, con el nombre de Congregación de Nuestra Señora de Belén.