- Santa CECILIA, virgen y mártir, enterrada en el Cementerio de Calixto, en la Vía Apia de Roma. (s. inc.).
- San FILEMÓN, esposo, en Colosas, Turquía, de cuyo amor a Jesucristo se hace eco San Pablo. Recibe culto con su esposa Santa APIA. (s. I).
- San ANANÍAS, mártir, en Persia, hoy Irán. Bajo el Rey Sapor II. Tres veces lo apalearon con crueldad y, creyéndolo muerto, lo dejaron en el suelo. Los cristianos se llevaron su cuerpo aún con vida hasta su muerte en Cristo en el hogar de uno de ellos. (345).
- San BENIGNO, obispo, en Milán. Que en tiempos de invasiones bárbaras dirigió con tesón la Iglesia a él encomendada. (470).
- San PRAGMACIO, obispo, en Autún, actual Francia. (517).
- Beatos SALVADOR LILLO, presbítero y mártir, JUAN, hijo de BALZA, y otros SEIS COMPAÑEROS DE UNA FAMILIA ARMENIA, mártires. En Maras, en Cilicia, hoy Turquía. Ante la imposición de los soldados otomanos de renegar de Cristo fueron alanceados. (1895).
- Beato TOMÁS REGGIO, obispo, en la región de Liguria. Siendo obispo de Génova, viviendo con gran austeridad, y teniendo una gran mansedumbre, logró mantener la concordia ente los ciudadanos. (1901).
- Beatos ELÍAS TORRIJO SÁNCHEZ, BERTRÁN LAHOZ MOLINER, religiosos y mártires, en Paterna, durante la persecución religiosa en España. (1936).
Hoy recordamos especialmente a:
SAN PEDRO ESQUEDA RAMÍREZ, nacido en Jalisco-México en 1887.
De niño fue monaguillo y ayudante de coro. Concluyó sus estudios eclesiásticos en Guadalajara, y fue ordenado presbítero en 1916.
Fue destinado a San Juan de los Lagos como vicario parroquial.
Muy devoto del Santísimo Sacramento. Se dedicó con empeño en la catequesis.
Fundo escuelas de catequistas.
Cuando se desató la persecución contra los cristianos en México, organizó a las familias para que no faltaran a la guardia perpetua a Jesús Sacramentado en las casas particulares. Se escondió entre la población pero declinó huir tal como le aconsejaron.
En 1927 fue detenido por ser sacerdote. Lo encarcelaron y lo golpearon brutalmente.
Seguidamente, fue ejecutado. Los niños que lo rodeaban recibían, todavía, consejos suyos para seguir acudiendo a la catequesis cuando camino del martirio.