Hoy, 20 de agosto, la Iglesia celebra a:

by AdminObra
  1. San SAMUEL, profeta.
  2. San MÁXIMO, monje. Tours. Discípulo de San Martín. Fue monje en Île-Barbe, y después fundó un monasterio a orillas del río Vigenne, donde murió con edad muy avanzada. (s. V).
  3. San FILIBERTO, abad. Isla de Hero. Educado en la corte de Dagoberto. Todavía adolescente se hizo monje. fundó y dirigió el cenobio de Jumièges, y después el de Hero. (852).
  4. Beato BERNARDO TOLOMEI, abad y fundador. Siena. Fundó la Congregación Olivetana, bajo la Regla de San Benito, que se aplicó con empeño a la observancia de la disciplina monástica y, durante una epidemia de peste, murió junto a los monjes de Siena, que había sido contagiados. (1348).
  5. Beatos LUIS FRANCISCO LE BRUN y GERVASIO BRUNERL, presbíteros y mártires. Rochefort. Benedictino, el primero; prior de la Trapa, el segundo. Murieron agotados por enfermedad. (1794).
  6. Santa MARÍA de MATTIAS, virgen y fundadora. Roma. Fundó la Congregación de Adoratrices de la Sangre de Cristo. (1866).
  7. Beato MATÍAS CARDONA MESEGUER, presbítero y mártir. Castellón. Escolapio. Martirizado durante la persecución religiosa en España. (1936).
  8. Beata MARÍA CLIMENTE MATEU, virgen y mártir. Valencia. Muerta durante la persecución religiosa en España. (1936).
  9. Beato LADISLAO MACZKOWSKI, presbítero y mártir. Dachau. Polaco. Deportado por los nazis. Murió entre crueles torturas. (1942).

Hoy recordamos especialmente a SAN BERNARDO

Nació en 1090 en Dijon, Francia.

Hijo del conde Tescelino y de la Beata Alicia, que formaron un hogar muy religioso.

Todos sus hijos abrazaron el estado monástico y reciben culto como beatos en la Orden Cisterciense.

El padre era oficial del ejército del duque de Borgoña y, con su esposa, se ocupó de que Bernardo recibiera una buena educación literaria y religiosa.

En 1107 perdió a su madre, a lo que siguió un corto episodio de desorientación espiritual. Reaccionando, decidió guardar castidad e ingresar en la vida religiosa.

En 1111 se retiró con sus hermanos y algunos amigos a una casa de Chatillon, y al año siguiente capitaneó al grupo de treinta jóvenes que pidieron ingresar en el monasterio de Citeaux, o del Císter. Aquí se distinguió muy pronto por sus virtudes y su capacidad de liderazgo y por ello, sólo tres años más tarde, fue designado abad de una nueva fundación, llamada Claraval, que sería la primera de las 160 abadías fundadas durante su vida.

Bernardo, que no fue el fundador del movimiento cisterciense, le infundió, sin embargo, su espíritu y su impronta.

Bernardo intervino de modo muy activo en la vida de la Iglesia. Apoyó al papa Inocencio III, evitando una escisión en la Iglesia.

Participó en la organización de la Segunda Cruzada, que tuvo por iniciador al rey Luis VII de Francia, pero el papa Eugenio III encargó a Bernardo que la propagara.

En 1146 y 1147 se dedicó a ello con gran ardor, consiguiendo muchas adhesiones en Francia y en Alemania donde Conrado III tomó la cruz.

El fallo de la empresa por falta de una buena organización y de un buen entendimiento entre los reyes Luis y Conrado lleno de amargura a Bernardo, que intentó en vano en el año 1150 convencer al papa de organizar otra cruzada.

Bernardo luchó también en defensa de la recta teología y la verdadera fe, atacando fuertemente a algunos disidentes.

Se conservan más de trescientos sermones de Bernardo, muchos de ellos al hilo del año litúrgico y otros de exégesis bíblicos o sobre vidas de santos.

Escribió algunos tratados espirituales, como el relativo a los grados de la humildad y la soberbia, y se conoce casi medio centenar de cartas.

Bernardo fue un verdadero teólogo y un místico. También un gran maestro de vida espiritual, cuya influencia ha sido decisiva en la vida monástica y en la de toda la Iglesia.

Bernardo murió en su abadía de Claraval en 1153.