- Santos HERÓN, ATEO e ISIDORO, y el niño DIÓSCORO, mártires durante la persecución de Decio, en Alejandría de Egipto. Cuando el juez los vio destrozados por los tormentos los mandó quemar. Al niño, flagelado, le aplazó la muerte. (250).
- Santos TIRSO, LEUCIO, CALÍNICO y compañeros, mártires, en Apolonia de Bitinia, Turquía. Sacrificados durante la persecución de Decio. (s. III/IV).
- Santos ARES, PROMO y ELÍAS, mártires. En Ascalón, Palestina. Salieron de Egipto hacia Cilicia para apoyar a los cristianos perseguidos, pero fueron presos en Cesarea, durante la persecución de Maximiano. Les dañaron ojos y pies. Finalmente, Ares fue quemado, y los otros decapitados. (309).
- San POMPEYO, obispo. En Pavía. Sucesor de San Ciro. (s. IV).
- San AGNELO, abad. En Nápoles. (596).
- Beato BUENAVENTURA BONACCORSI, presbítero. En Umbría, Italia. Conmovido por la predicación de San Felipe Benizi, le ayudó a pacificar las facciones en las ciudades de Italia. (1315)
- San JUAN de la CRUZ, presbítero y doctor. Úbeda. Por consejo de Santa Teresa de Jesús, fue el primero de los hermanos que emprendió la reforma de la Orden, empeño que sostuvo con muchos trabajos, obras y duras tribulaciones. (1591).
- San JOSÉ KASSAB, presbítero. En El Líbano. Maronita. Dedicado a los estudios teológicos y a la pastoral entre los jóvenes, y eminente por su espíritu de oración y penitencia. (1858).
- Beata FRANCISCA SCHERVIER, virgen. En Aquisgrán. Solícita en el cuidado de los indigentes, enfermos y afligidos en la ciudad. Fundó la Congregación de Hermanas Franciscanas de los Pobres para ayudar a los menesterosos. (1876).
Hoy destacamos al Beato PROTASIO CUBELLS MINGUELL
Antonio nació en Coll de Nargó (Lérida) el 27 de diciembre de 1880. Había estado a los doce años interno como enfermo en el asilo-hospital de Barcelona, y allí conoció la Orden de San Juan de Dios, en la que ingresó en 1893 en Ciempozuelos y profesó el 29 de enero de 1899; en esa ocasión tomó el nombre de Protasio. La profesión solemne la haría el 31 de mayo de 1903. Su padre era músico de profesión y de él recibió el gusto y la dedicación musical que le durarían toda la vida. Estuvo destinado en las comunidades de Ciempozuelos, Pinto, Santa Águeda, Carabanchel Alto, Barcelona, Granada, San Baudilio de Llobregat, Madrid, Calafell, Valencia, Gibraltar y Jerez de la Frontera. Fue vicario prior en Calafell (1929-1931) y de San Baudilio (1931-1933) y en tiempo de su martirio era consejero provincial. Se dedicaba, con magníficas cualidades pedagógicas, a la instrucción de los niños enfermos, y procuraba encontrarles colocación a los chicos una vez curados; con ellos formaba coros que ejecutaban obras clásicas y otras compuestas por él mismo. Estaba accidentalmente en el sanatorio de Manresa cuando se inició la guerra civil. A comienzos de agosto se trasladó a Barcelona, vivió en distintas pensiones, y daba clases particulares de música para poder pagar la vivienda. En los primeros meses de la guerra aun salía a pasear por la ciudad, pero luego cobró terror a los grupos anarquistas, y ya no salía de la pensión. El día 11 de diciembre desaprovechó una ocasión para marchar al extranjero, y tres días más tarde, mientras daba clases en una casa particular, llegaron los milicianos, se lo llevaron y lo asesinaron en las afueras de la ciudad.