- Santos MACEDONIO, presbítero, PATRICIA, su esposa, y MODESTA, su hija. En Nicomedia. (s. inc.).
- San SABINO, mártir. En Hermópolis, Egipto. Después de varios suplicios fue arrojado al río. (s. IV).
- Santa CRISTINA, mártir. En Persia. Azotada con varas, en tiempos del rey Cosroes I. (559).
- San PIENTIO, obispo. En Poitiers. Ayudó a la Beata Radegunda en la fundación de cenobios. (s. VI).
- San ELDRADO, abad. Valle de Susa, Italia. Apasionado del culto divino, revisó el salterio y promovió la construcción de nuevas iglesias. (840).
- Santos RODRIGO, presbítero, y SALOMÓN, mártires. En Córdoba. El primero, al negarse a aceptar a Mahoma como el verdadero profeta, fue encarcelado. En el cautiverio conoció a Salomón, que algún tiempo antes había pertenecido a la religión mahometana. Fueron decapitados. (857).
- San ANSOVINO, obispo. En el Piceno, Italia. (868).
- Beato PEDRO II, abad. Campania. (1208).
- Beato AGNELO de PISA, presbítero. Oxford. Enviado por San Francisco a Francia y después a Inglaterra, estableció allí la Orden franciscana y promovió las Ciencias Sagradas. (1236).
Hoy recordamos especialmente a la Beata FRANCISCA TRÉHET
Françoise Tréhet nació el 8 de abril de 1756 en Saint-Mars-sur-la-Futaie, Mayenne, Francia, de familia propietaria de tierras. profesó en las Hermanas de la Caridad de Notre-Dame d’Evron, una congregación que había sido fundada en 1682 para la educación de las jóvenes y para el ejercicio de la caridad. Eran llamadas popularmente «pequeñas hermanas grises» por el color de su hábito. En 1783 había sido invitada a abrir una escuela parroquial en Saint-Pierre-des-Landes, un lugar cercano a la abadía donde estaba establecida la congregación.
Jeanne Véron nació en Quelaines, también en Mayenne, el 6 de agosto de 1766. Siendo joven, ingresó en la misma congregación de la beata Tréhet, y fue enviada, muy joven, a ayudar en la nueva fundación mencionada.
Las dos hermanas repartían sus tareas no sólo enseñando en la escuela, sino también atendiendo a los enfermos y desvalidos. Los maestros, incluso en escuelas parroquiales, eran empleados del estado, por lo que en la Revolución, les correspondía a las dos jurar fidelidad a la República, lo que implicaba, para el momento, rehusar fidelidad a la Iglesia. Esto ocurrió en 1791, y las dos hermanas se negaron a firmarlo, por lo que fueron despedidas.
Se dedicaron a la caridad, a la atención de pobres, huérfanos y enfermos. Entre estas tareas, acogieron y escondieron a sacerdotes perseguidos. Las dos fueron apresadas en febrero de 1794, con los cargos de rehusar obediencia a la República, y esconder sacerdotes rehusantes. La beata Tréhet afirmó que ella no podía negarse a atender a ningún enfermo, pero cuando se le pidió que vivara a la República, se negó, por lo que fue, junto con su compañera, condenada a muerte.
La beata Véron no fue a la cárcel en espera de la ejecución, sino que tuvo que ser hospitalizada, porque se encontraba gravemente enferma.
El 13 de marzo fue ejecutada Françoise Tréhet, de 37 años, y una semana más tarde, el 20, llevada en camilla, lo fue Jeanne Véron, de 27 años.