Hoy, 13 de febrero, la Iglesia celebra a:

by AdminObra
  1. San MARTINIANO, eremita. En Atenas. (398).
  2. San CÁSTOR de AQUITANIA, presbítero y eremita. En Tréveris, Alemania. (s. IV).
  3. San BENIGNO, presbítero y mártir. En Umbría. (s. IV).
  4. San ESTEBAN, obispo. En Lyon. (515).
  5. San ESTEBAN abad. En Lacio, Italia. Varón de eximia paciencia, como atestiguó San Gregorio Magno. (s. VI).
  6. San GOSBERTO, obispo. En Sajonia. Obispo de los suabos, que, habiendo sido desterrado por los paganos, asumió el gobierno de la iglesia de Osnabrück. (874).
  7. San GUIMERA, obispo. En la Galia narbonense. (931).
  8. San FULCRÁN, obispo. En la Galia narbonense. Insigne por su misericordia hacia los pobres y por su celo en el culto divino. (1006).
  9. San GILBERTO, obispo. En la Galia. (1009).
  10. Beato JORDÁN de SAJONIA, presbítero. Akko, Palestina. Sucesor e imitador de Santo Domingo, que trabajó incansablemente por extender la Orden y pereció en un naufragio. (1237).
  11. Beata EUSTOQUIA BELLINI, virgen. En Padua. Benedictina. (1469).
  12. San PABLO LIU HANZUO, presbítero y mártir. En Sichuan, China. Estrangulado por ser cristiano. (1818).
  13. San PALBO LE-VAN-LOC, presbítero y mártir. En Thi-Nghe, Vietnam. Fue decapitado por la fe. (1858).

Hoy recordamos especialmente a la Beata CRISTINA CAMOZZI

Se cuenta que Cristina pertenecía a la familia Visconti de Milán y que fue notable por su extraordinaria precocidad religiosa. Cuando tenía poco más de cinco años, ya llevaba vida de oración y mortificación. Cuando tenía diez años, sus padres comenzaron a hablar de gestionar un matrimonio para ella: ella se opuso a la idea, porque deseaba ser monja, pero sus padres persistieron por el deseo de tener herederos. La contienda duró dos años y sólo tenía doce, cuando dándose cuenta de que la iban a obligar a contraer matrimonio, se escapó con una joven sirvienta. Cristina vistió el hábito de las ermitañas de San Agustín.

Las dos jóvenes anduvieron errantes por años, sin tener morada fija y viviendo de lo que podían. Cuando tenía unos veinte años, Cristina fue en peregrinación a Asís. Al pasar por Espoleto, se alojó con una santa mujer llamada Galitia. Después de visitar Asís, se encontró separada de su amiga, que había salido de la iglesia después de hacer sus devociones, mientras que Cristina había pasado la noche allí en oración. Al día siguiente, Cristina buscó por todas partes a su compañera; recorrió Asís y todos los poblados vecinos, pero fue en vano. De vuelta a Espoleto, se unió al personal de un hospital y pasó varios meses cuidando a los enfermos. Durante todo este tiempo nunca disminuyó sus mortificaciones, que eran un tanto excesivas. En esos días, encontró a su antigua amiga, Galitia, quien la convenció para que permaneciera con ella por un tiempo; mientras estaba allí, le vino a Cristina una fiebre, de la cual murió a la edad de veintidós años. Se cuenta que por su intercesión se obraron numerosos milagros de curación, tanto en su tumba como en otras partes.

El compendio de la historia aquí relatada está tomado de los bolandistas del siglo diecisiete, quienes a su vez la tomaron del historiador agustino, Cornelius Curtius, y la publicaron en el Acta Sanctorum, febrero, vol. II. Investigaciones posteriores, sin embargo, han mostrado que es una narración novelesca. Sin duda alguna que existió una santa penitente llamada Cristina, que murió en Espoleto el 13 de febrero de 1458, después de pasar tres o cuatro años en austeridades.