- San BASÍLIDES, mártir. En Lori. (s. inc.).
- San ONOFRE, anacoreta. Egipto. En el vasto desierto llevó vida religiosa durante sesenta años. (400).
- San ODULFO, presbítero. En Utrecht. Evangelizó Frisia. (855).
- San ESQUILO, obispo y mártir. En Suecia. Nacido en Inglaterra, fue ordenado obispo por San Sigfrido, su maestro, y no ahorró esfuerzo alguno en anunciar a Cristo entre los paganos de Södermanland, por quienes murió lapidado. (1080).
- Beato GUIDO, presbítero. Toscana. Discípulo de San Francisco, y que llevó vida de ayunos, pobreza y humildad. (1245).
- Beato PLÁCIDO, abad. En los Abruzzos. Primero eremita en una cueva. Reunió después a numerosos discípulos suyos en el monasterio del Espíritu Santo. (1248).
- Beata FLORIDA CEVOLI, virgen. En Umbría. Clarisa. Afectada por muchas enfermedades, cumplió con solicitud todas las funciones que se le encomendaron. (1767).
- San GASPAR BERTONI, presbítero. En Verona. Fundó la Congregación de los Sagrados Estigmas de Nuestro Señor Jesucristo, para que sus miembros fueran misioneros al servicio de los obispos. (1843).
- Beato LORENZO MARÍA de SAN FRANCISCO JAVIER SALVI, presbítero. Viterbo. Congregación de la Pasión, que difundió la devoción al Niño Jesús. (1856).
- Beata MERCEDES MARÍA de JESÚS MOLINA, virgen. En Ecuador. Fundó una comunidad religiosa para atender y formar a niñas huérfanas y pobres, y también para acoger a mujeres caídas, a fin de ayudarlas a renovar su vida de gracia. (1883).
- Beata MARÍA CÁNDIDA de la EUCARISTÍA BARBA, virgen. En Sicilia. Carmelita. Dio testimonio de caridad perfecta observancia de la vida consagrada y de la regla, y procuró con empeño la edificación de nuevos monasterios. (1949).
Hoy destacamos especialmente a SAN LEÓN III
Nació en Roma en una familia humilde y fue educado piadosamente.
Ingresó en su juventud en el clero romano, recibió la ordenación de presbítero y años más tarde le fue confiada la custodia de la basílica de Letrán.
Elevado a la dignidad cardenalicia, el 795, fue elegido por unanimidad del clero y del pueblo, el sucesor de Adriano I.
Tras comunicar su elección al rey Carlomagno, recibió de éste letras que le aseguraban su voluntad de proteger a la Iglesia y diferentes presentes.
El papa hubo de seguir haciendo frente a la herejía del adopcionismo de algunos obispos españoles, que afirmaban que Jesús era un hombre elevado a hijo de Dios por “adopción”. Convocó un sínodo en Letrán donde se condenó a Félix de Urgel.
Pronto encontró dificultades con la nobleza romana.
En la procesión de las Letanías en 799, el papa fue atacado y malherido, y sólo la valentía de algunos fieles lo salvó de la muerte.
Refugiado en San Pedro, convaleció allí mientras sus enemigos propalaban contra él atroces calumnias.
El duque de Espoleto sacó al papa de la basílica en la que convalecía, y de allí partió para el reino franco de Paderborn, en Sajonia.
Carlomagno lo recibió con todos los honores. Escuchó las malévolas acusaciones que se vertían contra el papa con verdadero horror.
Carlomagno acompañó al papa a Roma, y sus enemigos no fueron capaces de volver a atacarlo viéndolo protegido.
En las vísperas de Navidad, se congregaron en Roma numerosos obispos y abades. León espontáneamente se sinceró ante todos ellos y demostró la falsedad de las acusaciones.
Habiendo acudido a la misa de Navidad Carlomagno, fue coronado emperador, restaurándose así el Imperio de Occidente. Toda la comunidad aplaudió entusiasmada la iniciativa papa y aclamó al emperador.
El papa pudo gobernar pacíficamente la Iglesia hasta su santa muerte en 816.