Hoy, 10 de mayo, la Iglesia celebra a:

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  1. Santo JOB. En el país de Hus, hoy Jordania. Varón admirable por su paciencia.
  2. San DIOSCÓRIDES, mártir. En Licia, Turquía. (s. inc.).
  3. Santos ALFIO, FILADELFIO y CIRINO, mártires. En Sicilia. (s. III).
  4. San GORDIANO, mártir. En Roma. (300).
  5. Santos CUARTO y QUINTO, mártires. En Roma. (s. IV).
  6. San COMGALL, abad. En Bangor, Irlanda. Fundó el célebre monasterio de Bangor, y fue un padre sabio y un guía prudentes de numerosos monjes. (622).
  7. Santa SOLANGIA, virgen y mártir. En Bourges, Aquitania. (s. IX).
  8. San GUILLERMO, presbítero. En París. De origen inglés. Ejerció su ministerio parroquial y resplandeció por su entrega a las almas y por su fervor religioso. (1195).
  9. Beata BEATRIZ del ESTE, virgen. En Venecia. Fundó el monasterio de Gémmola, situado en los montes Euganeos, y aunque su vida fue breve, recorrió hasta el final el arduo camino de la santidad monástica. (1226).
  10. Beato NICOLÁS ALBERGATI, obispo. En Siena. Ingresó de joven en la Cartuja y, una vez ordenado obispo, prestó servicio a la Iglesia con su celosa labor pastoral y con su participación en legaciones pontificias. (1443).
  11. San JUAN de ÁVILA, presbítero. Murió en Montilla. Recorrió toda la región de la Bética predicando a Cristo, y después, habiendo sido acusado injustamente de herejía, fue recluido en la cárcel, donde escribió la parte más importante de su doctrina espiritual. (1569).
  12. Beato IBÁN MERZ, laico. En Zagreb, Croacia. Dedicado al estudio y a la enseñanza, dio a los jóvenes el ejemplo de un maestro fiel a Cristo y de un laico creyente entregado al bien de la sociedad. (1928).

Hoy recordamos especialmente a BEATO ENRIQUE REBUSCHINI

Nació cerca de Como, Italia en 1860.

Al terminar el servicio militar, se diplomó en contabilidad y se colocó en un comercio, pero sintió la vocación sacerdotal y empezó en Roma, en 1884, los estudios teológicos.

Debido a una enfermedad hubo de interrumpirlos. Pero mejoró y optó por la Orden de San Camilo, en la que ingresó en 1887.

Terminados los estudios, y hecha la profesión religiosa, fue ordenado sacerdote y destinado al hospital de Verona donde realizó una magnífica labor apostólica.

Pasó luego a Cremona, a la clínica de San Camilo, en la que permaneció durante treinta y cinco años como ecónomo, entregado a su labor de servicio a los enfermos.

En 1912 fue nombrado superior de la casa y, llegada la I Guerra Mundial, acogió a 240 heridos.

Su trabajo fue valorado por todos y lo acompañó de un amplio apostolado, atrayendo a Cristo a muchas personas.

Murió en Cremona en 1938.