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- Nos libran y nos defienden constantemente de multitud de males y peligros, tanto del alma como del cuerpo.
- Contienen a los demonios para que no nos hagan todo el daño que quisieran, sino sólo el que Dios permite para mayor bien nuestro.
- Excitan en nuestras almas pensamientos santos y consejos buenos.
- Ofrecen a Dios nuestras oraciones e imploran su auxilio sobre nosotros.
- Iluminan nuestro entendimiento proponiéndole las verdades de modo más fácil a través de la imaginación y de los sentidos internos.
- Nos asisten de una manera particularísima a la hora de la muerte.
- Nos consuelan en el Purgatorio y nos acompañan eternamente en el Cielo como ángeles correinantes.