CONSIDERACIONES SOBRE JESÚS NAZARENO – Día 9

by AdminObra

Finalmente, llegando al término de este recorrido sobre el título de “Padre” referido a Jesucristo como cautivo, como condenado con la Cruz a cuestas, veremos las últimas conclusiones de este resumen que pretendía clarificar y salvaguardar el uso de expresión tan piadosa como rigurosa, avalada por los mejores autores espirituales de los siglos Modernos, los cuales, a su vez, también tuvieron presente el rigor de los Santos Padres.

Así pues, concluimos que esta utilización empieza a darse en el mundo de las cofradías hispánicas ya en el siglo XVII, tanto en textos de carácter canónico como devocional y en la oratoria sacra, difundiéndose especialmente durante el siguiente, para quedar definitivamente asentado en la centuria del diecinueve.

Con toda seguridad, el uso se tomó de la costumbre muy difundida entre las órdenes y congregaciones de invocar a su fundador como “padre”, en el sentido de ser quien ha dado origen a la nueva familia religiosa.

Pero también ha de tenerse en cuenta que el uso del título de “Padre” referido a Cristo aparece en los escritos de acreditados autores espirituales, destacando el Doctor de la Iglesia San Juan de Ávila y San Alonso de Orozco, reflejándose igualmente en la predicación.

Cristo es Padre de la Gracia, porque con su muerte ha regenerado a las almas y les ha dado la vida.

Se trata, por tanto, de un uso no unívoco (como suele habitual en Teología) del término Padre, en sentido absoluto y no relativo, y predicado, pues, de Cristo en cuanto que es Dios. Jesucristo es Padre de las almas porque las engendra y regenera, las quiere y las protege como hace un padre.

El contexto religioso del barroco hispano, singularmente de su oratoria sacra, tan pródiga a la hora de emplear títulos y epítetos, contribuye a explicar un uso del término Padre aplicado a Cristo que no surge ni por una necesidad teológica propiamente dicha ni como consecuencia de un error teológico. La muestra más evidente de que nunca se entendió mal este uso es que jamás despertó la menor sospecha de heterodoxia a los ojos de la jerarquía.