Consideraciones navideñas – La fiesta del Bautismo del Señor

by AdminObra

A punto de terminar las Pascuas navideñas, y viviendo este tiempo que consideraríamos como “epifánico”, nos adentramos en otro Misterio de la vida del Señor, que es su Bautismo, acontecimiento que la liturgia de la Iglesia en estas fechas aúna con la Adoración de los Magos y con la conversión del agua en vino por parte de Jesús en la boda a la que asistió en Caná de Galilea. El motivo de esta unión, que definiríamos como una “epifanía” en tres actos, es la revelación de la Gloria que muestra Jesús, Nuestro Salvador, la Gloria de Dios.

La Fiesta del Bautismo del Señor, que ya se celebraba en el rito romano el domingo siguiente a la Epifanía, ha adquirido un mayor realce desde la reforma litúrgica. Es considerada fiesta del Señor. Y el realce se lo debemos a las hermosas oraciones de la Misa de ese día y a los textos del Oficio Divino, por las lecturas que se han de leer en el Oficio de Lecturas, dentro de ese Oficio Divino, entresacadas de los Santos Padres (igual que en los días previos).

Así pues, en el Jordán habrá una nueva revelación de lo Alto. Sería como un segundo nacimiento a orillas del río, cuando se rasgan, de nuevo, los cielos y se evoca el Misterio de la Creación y del Diluvio, con el Espíritu Santo sobre las aguas, con Juan como testigo misterioso de la Encarnación y ahora precursor y bautizador de Cristo.

Cristo será revelado como Mesías e Hijo amadísimo y a través de su humanidad nos mostrará toda su Gloria de Dios Eterno. Al tiempo, se nos está haciendo una invitación fuerte para participar de su naturaleza divina, el que no menoscabó nuestra naturaleza humana.

Finalmente, Cristo revelado como Sacerdote del Altísimo, Rey Eterno, Profeta de Dios, inaugurando un nuevo Bautismo con Espíritu Santo y fuego, podrá hacernos partícipes, como así ha ocurrido el día que fuimos bautizados, de su condición Regia, Profética y Sacerdotal. Si la vivimos entraremos a formar parte de la “complacencia” de Dios Padre.