Hoy, 30 de diciembre, en nuestra Parroquia de Santiago de Cangas e Islas Cíes, en atención a nuestro Patrono y por estar en el Año Jubilar, celebraremos la Traslación del Apóstol.
La Traslación era una de las tres fiestas que había en honor al Apóstol Santiago. Las otras dos son la celebración de su día propio, el 25 de julio, y la aparición del Apóstol en la Batalla de Clavijo, el 23 de mayo, que conmemoraba la aparición providencial de Santiago en el año 844 en dicha batalla librada en la provincia de Logroño.
¿Qué se celebra, pues, el día de la Traslación?
Se recuerda que después de evangelizar España, Santiago padeció el martirio en Jerusalén degollado por el Rey Herodes Agripa I, en torno al año 42 o 43, cerca del día de Pascua. Su cuerpo fue recogido por sus discípulos Atanasio y Teodoro, los cuales se embarcaron con él en el puerto samaritano de Jope, y fueron a dar a las costas de Galicia, cerca de Iria, donde lo enterraron fabricando sobre su túmulo un hipogeo. Allí permaneció oculto hasta el año 813, reinando Alfonso II, el Casto, quien edificó una iglesia adonde empezaron acudir peregrinos de toda Europa que convertirían Compostela en uno de los lugares más venerado de toda la Cristiandad.
De cara a nuestra vida espiritual nos puede ayudar la oración colecta que antiguamente se recitaba en este día y que dice así:
“¡Oh Dios!, que con admirable providencia quisiste que el cuerpo de tu Apóstol Santiago fuese trasladado de Jerusalén a España, y gloriosamente sepultado en Compostela: dígnate concedernos que por su méritos y ruegos merezcamos ser colocados en la Jerusalén celestial. Por Nuestro Señor Jesucristo”.
Esta fiesta nos recuerda que Galicia es como un “relicario geográfico” de los restos del Apóstol, cuya custodia nos tiene que llenar de alegría y responsabilidad por esta disposición de la Providencia.