Teniendo en cuenta el tiempo cuaresmal que estamos viviendo, nos estimula (la liturgia) a examinar nuestra relación con Jesús, a buscar su rostro sin cansarnos. Y esto es indispensable para que vosotros podáis continuar, en el nuevo contexto cultural y social, la obra de evangelización y de educación humana y cristiana.
Abrid cada vez más el corazón a una acción pastoral misionera, que impulse a cada cristiano a encontrar a las personas –en particular a los jóvenes y a las familias- donde viven, trabajan y pasan el tiempo libre, para anunciarles el amor misericordioso de Dios. Sé que estáis dedicando análoga atención y solicitud al cuidado de las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, proponiendo a los muchachos, a los jóvenes y a las familias el tema vocacional, que es de fundamental importancia para el futuro de la Iglesia.