BREVES MEDITACINES CUARESMALES (Benedicto XVI)

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Por desgracia, desde sus orígenes, la humanidad, seducida por las mentiras del Maligno, se ha cerrado al amor de Dios, con el espejismo de una autosuficiencia imposible. Replegándose en sí mismo, Adán se alejó de la fuente de la vida que es Dios mismo, y se convirtió en el primero de “los que, por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud”. Dios, sin embargo, no se dio por vencido; más aún, el “no” del hombre fue como el impulso decisivo que lo indujo a manifestar su amor con toda su fuerza redentora.

En el misterio de la Cruz se revela plenamente el poder irrefrenable de la misericordia del Padre celeste. Para reconquistar el amor de su criatura, aceptó pagar un precio muy alto: la Sangre de su Hijo Unigénito.