BREVES CONSIDERACIONES SOBRE LAS APARICIONES DE JESÚS RESUCITADO – 11

by AdminObra

Cuando Jesús fue apresado en el huerto de los olivos, sus Apóstoles, como ovejas sin pastor, le abandonaron, huyeron y se dispersaron. Después de la muerte del Señor, ellos estaban ABATIDOS, AMEDRENTADOS, TURBADOS, AFLIGIDOS y DESALENTADOS. No adoptaron la actitud mantenida por otros hombres en algunas ocasiones de la historia, los cuales, apoyados en una fe inquebrantable, pudieron superar el trágico hundimiento del Maestro.

La fe de los Apóstoles en Jesús no había muerto, pero se vio estremecida en sus mismos fundamentos.

Ellos se encontraron ante una situación completamente nueva y quedaron perplejos, vacilantes e inactivos. ¿Cómo pudo producirse en ellos un acrecentamiento puramente psicológico y subjetivo de la fe en tales circunstancias? La muerte de Jesús era incompatible con sus esperadas mesiánicas. Los dos discípulos que dejan el dolor y el peligro de Jerusalén y emprenden el camino de Emaús, tan pronto como la Ley judía les permite comenzar un viaje, nos revelan ese estado de ánimo que dominaba entonces a todos los seguidores de Jesús.

¿Qué razón hay para que, en tales circunstancias la huella vigorosa e indeleble que la personalidad e Jesús había dejado en los Apóstoles, actuar repentinamente sobe ellos, hasta el punto de que no sólo creyeran en su misión mesiánica, sino también en su resurrección? La catástrofe del Viernes Santo había aniquilado los últimos residuos de sus esperanzas terrenas, pero no había podido crear el nuevo ideal mesiánico religiosa, ni mucho menos infundirle la fuerza necesaria para superar todos los obstáculos. Cayeron solamente las estrechas miras de sus ideas anteriores. Se derrumbaron su presunción y su confianza en sí mismos. Pero la REVIVIFICACIÓN DE SU FE TUVO QUE VENIR DE FUERA Y DE ARRIBA.