Es de destacar la cristianización del Derecho Romano y de la legislación de los reinos germánicos.
Constantino, aconsejado por hombres de Iglesia, comenzó a impregnar de ideas cristianas del antiguo Derecho, especialmente con elementos como el respeto a la persona humana y un nuevo espíritu de justicia, lo cual se observa ya en sus leyes (315-316).
Nos encontramos con leyes como la que impide coger los bueyes del campesino, la que protege a éste contra las usurpaciones de los propietarios ricos, la que defiende la herencia de los hijos huérfanos de madre frente al padre y la que prohíbe marcar a los delincuentes en el rostro.
Hacia 320 habrá, todavía, una mayor floración cristina de la legislación cristiana.
Irán surgiendo medidas a favor de la Iglesia, así como el reconocimiento del derecho de liberar a los esclavos con la simple declaración hecha en presencia de sacerdotes. Asimismo, los boispo fueron equiparados a los magistrados y se dio a su testimonio ante la justicia civil un valor eminente que nadie podría contestar (se convertirán en abogados de los débiles).