- Santos SEVERIANO y ÁQUILA, esposos y mártires. En Cesarea de Mauritania, Argelia. Fueron quemados vivos. (s. III).
- Santa EMERENCIANA, mártir. En Roma. (s. IV).
- Santos CLEMENTE, obispo, y AGATÁNGELO, mártires. En Ankara. (s. V).
- San AMASIO, obispo. En Campania. (356).
- San MAIBONDO, peregrino y eremita. En Borgoña. Nació en Irlanda. Fue asesinado por unos ladrones. (s. VIII).
- San ANDRÉS CHONG HWA-GYONG, catequista y mártir. En Seúl. Colaboró con el santo obispo Lorenzo Imbert haciendo de su casa un refugio para los cristianos y, por ello, fue herido cruelmente y estrangulado en la cárcel. (1840).
Hoy destacamos a SAN ILDEFONSO de TOLEDO
Nació en Toledo, en la España visigótica, y se dedicó junto a su tío Eugenio, que llegaría a ser un santo arzobispo de esta ciudad. Después de un tiempo enseñando a su sobrino, pensó que lo mejor para completar la formación del joven era enviarlo a Sevilla para que estudiara bajo la dirección de San Isidoro.
Sus doce años de estudios en Sevilla le dieron una cultura y una formación espléndidas. Fue admirado por su inteligencia y por su gran corazón.
Vuelto a Toledo, a pesar de que sus padres querían introducirlo en la vida social, él se sintió atraído por la vida religiosa e ingresó en el monasterio de Agali.
Acreditado en el cenobio por su saber y su vida virtuosa, a pesar de haberse resistido, pronto los monjes lo eligieron abad.
El año 657 murió su tío Eugenio, dejando vacante la sede. Ildefonso fue elegido metropolitano y consagrado obispo en 657.
Fue un magnífico pastor que, con su palabra y su ejemplo, atrajo a muchos a una más profunda vida cristiana. Trabajó por extender la fe y las buenas costumbres entre el clero y el pueblo.
Escribió espléndidos tratados sobre temas religiosos, como el referente al bautismo.
Defendió la Virginidad Perpetua de la Santísima Virgen María. La Virgen se lo recompensó apareciéndosele y regalándole una casulla.
Murió en 667.