- TREINTA SANTOS MÁRTIRES, en Roma, en el cementerio “Ad Duas Lauros”. (s. inc.).
- Santos NILÓPOLIS y COMPAÑEROS, mártires. En Egipto. Durante la persecución de Decio, parte de ellos, dándose a la fuga, erraron los lugares solitarios y sucumbieron, algunos ante las fieras, otros, consumidos por el hambre y el frío y la enfermedad, y el resto, finalmente, exterminados por los bárbaros y los ladrones, y así todos, con muerte distinta. (250).
- San ISQUIRIÓN, mártir. En Egipto. Por rehusar sacrificar paganamente fue empalado. (250).
- 43 SANTOS MÁRTIRES, monjes. En Egipto. Fueron muertos por el pueblo de los Blemios por su fe cristiana. (s. IV).
- Beato THOMAS HOLLAND, presbítero y mártir. En Londres. Jesuita. Realizando su ministerio clandestinamente, en tiempo de Carlos I, entregó su espíritu al ser ahorcado. (1642).
- Santa FRANCISCA JAVIERA CABRINI, virgen. Chicago. Fundó el Instituto de Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús, y con eximia caridad se dedicó al cuidado de los emigrantes. (1917).
Nacido en 1600 en Sutton (Lancaster), después de estudiar en el Colegio de San Omer, se unió a la Compañía de Jesús e hizo su noviciado en Warren, Bélgica, y los estudios teológicos en Lieja, donde, ordenado sacerdote, fue enviado de inmediato como director espiritual del Colegio de San Omer. Su piedad y su cultura ascética le habían ganado el título de «Biblioteca de Piedad». Por su debilísima salud fue enviado por sus superiores a Inglaterra, a donde llegó en 1635. No resultó ninguna mejoría, y de hecho los síntomas empeoraron, sea por la persistente pérdida de apetito, o porque debía ejercer su ministerio especialmente por la noche. Sin embargo, logra resistir aun por siete años, ejerciendo un apostolado continuo en medio de vicisitudes de todo tipo. Dedicaba todo su tiempo libre a la oración y esto explica por qué los que se le acercaban experimentaban inmediatamente como una atmósfera sobrenatural.
Sospechado de ser sacerdote, aunque sin pruebas, fue trasladado a la prisión de Newgate el 14 de octubre 1642. Fue muy hábil en la defensa durante el juicio y no pudo encontrarse pruebas en su contra, pero fue igualmente condenado a muerte el 20 de diciembre. A la sentencia responde con un alegre «¡Deo Gratias!», y cuando llegó a la cárcel quiere cantar el Te Deum. Durante dos días se congregaron en la prisión visitantes, a los que hablaba palabras llenas de fe y de elevación espiritual. No desea que el embajador de Francia interceda para conseguir la gracia de la liberación, como lo dice en una carta que escribió a sus superiores.
En la mañana del 22 de diciembre pudo celebrar la misa en la cárcel y luego fue llevado a la horca de Tyburn. Aquí manifestó públicamente su condición de sacerdote y de jesuita, hizo actos de fe y de contrición, ofreció a Dios su vida, perdonó a todos, dio al verdugo el poco dinero que tenía, recibió la absolución de un hermano sacerdote oculto en el multitud y fue ahorcado mientras juntaba las manos. Tenía cuarenta y dos años, diecinueve de los cuales los vivió en la Compañía de Jesús.