Un poco de historia
Las devociones a la Santa Faz, o Santo Rosto, fueron aprobadas por los papas León XIII, en 1895, y Pío XII, en 1958.
Esta devoción ha servido para ofrecer satisfacciones a Dios por los pecados de la humanidad y ha inspirado a comunidades de religiosas para llevar una vida de reparación como fue el caso de las “Hermanas Benedictinas de la Reparación de la Santa Faz” que fundó el Venerable Abad Hildebrand Gregori en 1950.
Realmente esta devoción parte de la tradición del “Mandylion” que es una antigua reliquia (conocida como “la imagen de Edesa”) que consistía en un cuadro o rectángulo de tela sobre el que se había impreso una imagen milagrosa del rostro de Jesús, el primer icono (imagen). Esta imagen, o icono, se conoce como el “Mandylion”. Esta pieza de tela, o velo, sería el que conocemos entre nosotros como “icono de vera”, esto es, imagen verdadera, que en el lenguaje corriente denominamos “Verónica”, que haría referencia a la mujer que se acercó con piedad al Señor durante la Vía Dolorosa del Vía Crucis tal como recordamos siempre que llevamos a cabo este piadoso ejercicio penitencial.
Volviendo a tiempos más recientes, en 1844, la Hermana María de San Pedro, una monja carmelita de Tours, tuvo la locución interior proveniente del mismo Jesús que le decía “Aquellos que contemplarán las llagas de Mi Rostro aquí en la tierra, lo contemplarán radiante en el Cielo”. A continuación, Nuestro Señor le insistió que propagase la devoción en compensación a los insultos y escupitajos que padeció durante la Pasión. La devoción, pues, se extendió por toda Francia.
Para la generalización de esta devoción, la Providencia se valió de un hombre bueno, Leo Dupont, de familia noble, que vivía en Tours, de profunda piedad y sensibilidad eucarística, que, tras enterarse de las locuciones de la Hermana María, comenzó a encender una imagen del Santo Rosto de Jesús, en ese momento basado en el Velo de la Verónica. Con todo, la devoción no se extendía ni arraigaba hasta que Monseñor Charles-Théodore Colet, nuevo arzobispo de Tours, la estimuló. Leo Dupont pudo ver, todavía en vida, este aliento del prelado. Cuando falleció, su casa fue comprada por la Archidiócesis y la convirtió en oratorio en honor a la Santa Faz. Sería administrada por una congregación de sacerdotes erigidos canónicamente en 1876 para custodiar esta piedad. Así, llegando al año 1885, León XIII la sancionó, y aprobó el establecimiento de un oratorio similar en Roma.
Santa Teresa del Niño Jesús conoció esta devoción gracias a una estampa de la monja referida, la Hermana María, que le confió su hermana de sangre y claustro carmelitano en Lisieux, Paulina, en el convento llamada Hermana Inés de Jesús.
Santa Teresita llevaría esa estampa, con unas palabras manuscritas que decía “Haz que me parezca a Ti, Jesús”, en un recipiente pequeño junto a su corazón. Y compondría una “Oración a la Santa Faz por los pecadores” que dice así:
Padre Eterno,
Ya que me has dado como herencia
El adorable Rostro de tu Divino Hijo,
Te ofrezco ese Rostro
Y te lo suplico,
A cambio de esta moneda
De valor infinito,
Olvidar la ingratitud de las
Almas consagradas a Ti
Y perdonar a todos los pobres pecadores.
Ya en el siglo XX, en 1936, Sor María Pierina de Micheli, nacida en Milán, relata una visión en la que Jesús le dice “Quiero que mi Rostro, que refleja los dolores íntimos de mi Espíritu, el sufrimiento y el amor de mi Corazón, sea más honrado. El que medita en Mí, me consuela”.
Otras visiones similares, empujaron a Sor María a hacer, por fin, una medalla con el Santo Rostro. En un lado llevó una réplica de la imagen de la Santa Faz de la Sábana Santa de Turín con una cita del Salmo 66 “Illumina, Domine, vultum tuum super nos”, y en el anverso una imagen de una Hostia radiante, el monograma de “IHS”, y la inscripción “Mane nobiscum, Domine”.
Esta medalla se repartió entre muchos soldados y marinos italianos durante la Segunda Guerra Mundial después de muchos esfuerzos por parte de la Hermana María para lograr la autorización para su impresión.
Finalmente, después que fuese ofrecida al Papa Pío XII una medalla de la Santa Faz, éste la aprobó. Y en 1958, declaró formalmente la Fiesta del Santo Rostro de Jesús en el martes anterior a Miércoles de Ceniza para todos los católicos.
Nosotros la celebraremos con piedad el próximo domingo 25.