La Divina Misericordia es una de las devociones más extendidas, en parte gracias al impulso que le dio San Juan Pablo II.
El primer Domingo después de Pascua la fiesta de la Divina Misericordia. Pero, ¿cómo se conmemora y de dónde surge esta festividad tan apreciada, y relativamente reciente, para los católicos?
– ¿Cuándo se celebra la Divina Misericordia?
La fiesta de la Divina Misericordia se celebra cada año el último día de la Octava de Pascua, es decir, el domingo siguiente al de la Resurrección de Cristo, o también llamado Domingo in albis. Ese día concluye la novena de esta fiesta, que comenzó el mismo día de Viernes Santo.
La principal gracia que recibe la persona que participa en las celebraciones del Domingo de la Divina Misericordia es el perdón total, no solo de las penas sino también de sus culpas. Para ello deberá confesarse y comulgar.
– ¿Cuál es el origen de la Divina Misericordia?
La devoción en la Iglesia por la Divina Misericordia nace de las revelaciones recibidas por la santa de origen polaco Faustina Kowalska durante los años treinta del siglo XX. La mística religiosa recogió en un diario personal, con cerca de seiscientas páginas, todos los mensajes sobre la Segunda Venida y la misericordia de Cristo.
Fue el Papa San Juan Pablo II, compatriota de la santa y fallecido en la víspera de esta festividad, el que dotó a esta celebración de la importancia que hoy tiene para el orbe católico. La devoción del santo polaco por la Divina Misericordia se remonta a cuando era joven y trabajaba en unas canteras, cuyo camino pasaba junto al Santuario de la Misericordia.
En 1980, tras años de estudio de los escritos personales de Faustina Kowalska, el entonces Papa publicó su carta encíclica Dives in Misericordia relanzando la devoción sobre la misericordia divina. En ella señala: «es conveniente que volvamos la mirada a este misterio: lo están sugiriendo múltiples experiencias de la Iglesia y del hombre contemporáneo; lo exigen también las invocaciones de tantos corazones humanos, con sus sufrimientos y esperanzas, sus angustias y expectación».
No fue hasta el 30 de abril del año 2000, durante la canonización de Faustina Kowalska en Roma, cuando el Papa polaco instauró el Domingo de la Divina Misericordia y la práctica devota de esta fiesta para toda la Iglesia Universal.
– ¿Quién es santa Faustina Kowalska?
Nacida como Helena Kowalska en 1905, en el seno de una familia de campesinos polacos, fue una religiosa conocida como el Apóstol de la Divina Misericordia.
A la edad de 18 años, Faustina, que ya desde muy pequeña sentía vocación por la vida consagrada, pidió a sus padres, sin éxito, poder ingresar en un convento. Ante la negativa de sus progenitores, Faustina decidió entregarse a los placeres del mundo. Un día, durante un baile, vio a Jesucristo Crucificado que le preguntaba: «Helena, hija mía, ¿hasta cuándo me harás sufrir; hasta cuándo me engañarás?». Faustina abandonó la fiesta y corrió a la iglesia más cercana, donde, después de pedir perdón, escuchó de Jesús: «Ve inmediatamente a Varsovia; allí entrarás en un convento». Tras ser rechazada por algunos centros religiosos, por su extrema pobreza, finalmente ingresó en 1925 en la Casa Madre de la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia.
Faustina tuvo la primera revelación de la Divina Misericordia en su celda, el 22 de febrero del año 1931. A partir de ahí se repetirían periódicamente estos mensajes que serían recogidos en un diario personal, gracias las indicaciones de su confesor, el beato Michał Sopoćko.
Durante sus últimos años de vida, santa Faustina tuvo que soportar todo tipo de sufrimientos tanto espirituales como corporales. Falleció el cinco de octubre de 1938, a los 33 años, de los que trece fueron vividos en diferentes conventos de la orden.
– ¿De dónde nace la imagen de la Divina Misericordia?
El diario personal de santa Faustina Kowalska refleja que es ya en la primera aparición, en 1931, cuando el mismo Cristo le pide que pinte la escena que está ante ella. Jesús tenía un vestido blanco, se muestra levantando su mano derecha en señal de bendición y de su corazón emanaban haces de luz roja y blanca, por la sangre y el agua que salió de su costado durante su Pasión.
Jesús le dijo a sor Faustina que debía inscribir en el cuadro el lema «Jesús, en Ti confío», y le ordenó que la imagen tendría que ser solemnemente bendecida el primer domingo después de Pascua, y que aquel domingo debía ser la fiesta de la Misericordia.
Sin tener conocimientos artísticos, Faustina, que por aquel entonces estaba destinada en Vilna (Lituania), encargó la obra al pintor Eugenio Kazimirowski, quien realizó el primer cuadro de la Divina Misericordia. Sin embargo, la imagen que finalmente se hizo famosa en el mundo fue la realizada por otro artista, Adolf Hyla, quien la ofreció como agradecimiento por la salvación de su familia en la guerra y la pintó cinco años después de la muerte de santa Faustina.
-¿Qué es la Coronilla de la Divina Misericordia?
El 13 de septiembre de 1935, estando aún en Vilna, santa Faustina escribió sobre la Coronilla de la Divina Misericordia en su diario personal. Faustina confesó que el propósito de las oraciones de la Coronilla de la Misericordia era triple: obtener misericordia, confiar en la misericordia de Cristo y mostrar misericordia a los demás. Esta oración, que se reza a las tres de la tarde, hora de la muerte de Cristo, utiliza el santo rosario para su rezo.
Pasos a seguir:
La señal de la Cruz.
Padre Nuestro
Ave María
Credo
En cada perla mayor del Rosario, cuando normalmente se dice el Padre Nuestro, diga: Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.
En cada perla menor del Rosario, cuando normalmente se dice el Ave María, diga: Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Invocación: Al final de la corona, la siguiente oración se reza tres veces seguidas: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Oración para concluir (opcional) Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentemos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad, que es el Amor y la Misericordia mismos. Amén.
«En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de Mi Pasión. […] Cuantas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete totalmente en Mi Misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y especialmente para los pobres pecadores, ya que en ese momento se abrió de par en par para cada alma. […] En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la Misericordia triunfó sobre la justicia», escribió santa Faustina sobre la Coronilla en su diario personal.
La lectura del Evangelio propia de la fiesta de la Divina Misericordia es el pasaje en el que Jesús se aparece a los discípulos en el Cenáculo, tras su resurrección, cuando les concede el poder de perdonar o retener los pecados. Un texto que se recoge en Juan 20:19-31, y que es la lectura del primer domingo después del de Resurrección.
– ¿Dónde se encuentran los santuarios de la Divina Misericordia más importantes?
El santuario más importante de la Divina Misericordia se encuentra en la colina de Lagiewniki, cercana a la ciudad de Cracovia. Esta antigua capilla del Convento de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia acoge en un altar lateral el cuadro de Jesús Misericordioso y las reliquias de Santa Faustina Kowalska.
En el año 2002 Juan Pablo II consagró una nueva Basílica de la Divina Misericordia, construida junto al santuario y al convento.
Actualmente, esta advocación cuenta con templos dedicados en prácticamente todo el mundo, desde Stockbridge (EEUU), Collevalenza (Italia), Tocuila (México) o Tilarán (Costa Rica).