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- San SEGUNDO, mártir, en Transpadana, Italia. (s. inc.).
- San DOMNINO, mártir. En Tesalónica. (s. IV).
- San RÉGULO, obispo. En Senlis, Francia. (s. IV).
- SANTOS MÁRTIRES de CONSTANTINOPLA. En tiempo del emperador Constancio, por orden del obispo de los arrianos, fueron desterrados o torturados con toda clase de suplicios. (s. IV).
- San JUAN CLÍMACO, abad. En el Monte Sinaí. Escribió la obra “Escala del Paraíso”, para la instrucción de los monjes, en la que señalaba el camino del progreso espiritual a modo de una ascensión por treinta peldaños hacia a Dios. (649).
- San ZÓSIMO, obispo. En Siracusa. Fue humilde custodio del sepulcro de Santa Lucía, y después abad del monasterio de esa población. (600).
- Santa OSBURGA, abadesa. En Coventry, Inglaterra. (1018).
- San CLINO, abad. En el Lacio, Italia. (1030).
- San PEDRO de VALLADOLID REGALADO, presbítero. En Aguilera, España. franciscano. Humildísimo. Penitente. Construyó cenobios, en los que sólo debían vivir doce hermanos en total soledad. (1456).
- Beato AMADEO IX de SABOYA, duque de Saboya. En Vercelli, Italia. Durante su gobierno fomentó por todos los medios la paz, y con su ayuda y celo sostuvo las causas de los pobres, las viudas y los huérfanos. (1472).
- Santos ANOTNIO DAVELUY, obispo, PEDRO AUMAÎTRE y MARTÍN LUCAS HUIN, presbíteros, y JOSÉ CHANG CHU-GI, TOMÁS SON CHA-SON y LUCAS HWUANG SOK-TU, catequistas, mártires. En Su-Ryong, Corea. Todos decapitados. (1866).
- Beato LUIS PALMENTIERI de CASORIA, presbítero. En Nápoles. Franciscano. Por caridad a los pobres, instituyó dos congregaciones: Hermanos de la Caridad y Hermanas Franciscanas de Santa Isabel. (1885).
- Beata MARÍA RESTITUTA KAFKA, virgen y mártir. En Viena. De la Congregación de Hermanas Franciscanas de la Caridad Cristiana. Nació en Moravia. Fue enfermera en un hospital. Los nazis la decapitaron. (1943).
Hoy recordamos especialmente a SAN LEONARDO MURIALDO
Nació en Turín en 1828. Hizo los estudios primarios en las Escuelas Pías. A los 17 años ingresó en el seminario. Fue ordenado sacerdote en 1851.
Se dedicó al trabajo apostólico entre los jóvenes, a la predicación popular, a la atención pastoral de los presos y al socorro de los pobres.
Desde 1866 dirigió el colegio de los Aprendices, y en 1873 fundó la Congregación de San José con el objetivo de promocionar a la juventud más abandonada. Su obra se acreditó y se extendió a varias diócesis de Italia.
Murió en 1900.