- San ALEJANDRO, mártir. En Macedonia. (390).
- San LÁZARO, obispo. En Milán. (s. V).
- San LEOBINO, obispo. En Chartres, Francia. (557).
- Santa PAULINA, religiosa. En Fulda. (1107).
- Beata EVA del MONTE CORNELIO, monja. En Lieja, Bélgica. Junto al cenobio de San Martín, cuya priora era Santa Juliana, trabajó mucho para que el papa Urbano IV instituyese la fiesta del Corpus. (1265).
- Beato JACOBO CUSMANO, presbítero. En Palermo. Fundó la Congregación de Siervos y Siervas de los Pobres. Se destacó por su caridad hacia los necesitados y enfermos. (1888).
Hoy destacamos a SANTA MATILDE
Hija del conde Teodorico; nació en 896, en la familia del duque de Sajonia Viduquindo, y fue educada por su abuela Matilde, abadesa del monasterio Herford.
En 909 contrajo matrimonio con Enrique, duque de Sajonia y después rey, y tuvieron cinco hijos: el emperador Otón I el Grande; Gerberga, que casó con el duque Giseberto de Lotaringia; Eduvigis, madre del rey de Francia Hugo Capeto; el arzobispo de Colonia San Bruno; y Enrique, el futuro duque de Baviera.
Muy humilde y servicial, siendo reina mantuvo estas mismas actitudes. Era muy generosa y abundaba en obras de caridad.
A partir de la muerte de su esposo en el 936, se ofreció a Dios para el resto de su vida, despojándose de joyas y riquezas.
Tuvo que intervenir en distintas cuestiones sucesorias por parte de sus hijos hasta que, después de una reunión familiar en 965, en Colonia, se retiró a Nordhausen.
Poseedora de una considerable fortuna, la reina Matilde la dedicó a aliviar a los pobres y a fundar hospitales y numerosas comunidades religiosas. Junto a la tumba de su esposo Enrique, en Sajonia, fundó un convento femenino, que ella misma dirigió durante 30 años. Destacó por su inteligencia, su humildad y su paciencia, por su intensa vida de oración y por favorecer a los más necesitados.
Matilde murió en 968.