Finalmente, nos encontramos en la presencia de la VIRGEN MARÍA. Especialmente, los dos primeros capítulos.
La Madre de Cristo aparece con una luz peculiar, desvelando con exquisita delicadeza rasgos de la grandeza y hermosura del alma de la Virgen.
Probablemente por estas circunstancias se consideró a San Lucas como pintor de la Virgen. Nadie, dicen los expertos, de la historia evangélica –fueran de Jesús, evidentemente- es descrito con tanto amor y admiración como Ella.
Ninguna criatura humana ha recibido gracias tan altas y singulares como la Virgen: María es la “llena de gracia”; el Señor está con Ella; ha hallado gracia ante Dios; concibió por obra y gracia del Espíritu Santo, siendo Madre de Jesús, sin dejar de ser Virgen; íntimamente unida al Misterio redentor de la Cruz, será bendecida por todas las generaciones, pues el Todopoderoso hizo en Ella grandes cosas.
A tan altos dones divinos Nuestra Señora correspondió con la más generosa fidelidad: Santa Isabel la llama bienaventurada porque ha creído; la Virgen recibe con humildad el Anuncio del Arcángel acerca de su dignidad de Madre de Dios; se entrega rendidamente a los planes divino; sabe agradecer gozosamente los dones recibidos; observa con fidelidad las leyes de Dios y las costumbres piadosas de su Pueblo.
Se apena por la Pérdida del Niño y se queja a El, pero acepta serenamente lo que en aquel momento no alcanza a entender. Santa María supo tener esa admiración contemplativa ante los misterios divino, que conservó y meditó en su corazón.
Como ha proclamada continuamente la tradición católica, María es Madre y Modelo de la iglesia. San Lucas la presenta desde una doble perspectiva, que cubre la mayor parte de los textos que se acaban de citar: por su fe y fidelidad es como la RECAPITULACIÓN de los hombres justos del Antiguo Testamente que esperaron la Salvación de Dios; por su actitud de escucha de la Palabra de Dios para poner por obra es modelo de los discípulos que ahora siguen a Cristo (Lc 2, 19. 51; 8, 21; 11, 28).
Por último, nos preguntamos el sentido del “buey” al lado siempre de San Lucas. La respuesta es que este evangelista es representado por esta “forma” porque su Evangelio comienza en el momento que Zacarías va a ofrecer el sacrificio. Es un animal relacionado con los sacrificios que se ofrecían en el Templo. Es un modo de presentar el tono sacrificial de la vida de Jesús por parte de este Evangelista cuyo nombre vendría siendo “el portador de luz”.