PREPARANDO PENTECOSTÉS 2

by AdminObra

Hemos de saber que la Creación es común al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

Hemos de recordar que el Padre quiso que el Hijo se encarnara y sufriera por nosotros para lograr la Redención.

Hemos de descubrir que la obra de la Redención es continuada por el Espíritu Santo para santificar nuestras almas, pues el Divino Espíritu, de un modo misterioso, ha tomado a su cargo la obra de nuestra santificación.

  • El Espíritu Santo es el Maestro al que el Padre y el Hijo ha confiado la misión de conducirnos a la Vida Eterna.

 

¿Cómo nos guía el Espíritu Santo?

Por medio de mociones, dirigidas en dos sentidos:

  • Dejándonos actuar por nosotros mismos, cuando hacemos actos buenos, virtuosos; en este caso el Espíritu Santo vela sobre ese comportamiento; estamos bajo su acción, pero regimos nuestra conducta reflexionando sobre el mejor modo de realizarlo; es la Causa Primera que aplica nuestras energías sobrenaturales (pues se sobreentiende que estamos con el alma en Gracia) sobre nuestros actos.
  • Interviene el Espíritu Santo por medio de sus siete Dones; a través de las distintas mociones relacionadas con estos Dones, el Espíritu Santo actúa en nosotros impulsándonos. Estamos en sus ‘manos’ como instrumentos y ya no encabezamos la dirección de nuestra conducta. Se trata de consentir en su obra y así el trabajo es más fácil y los obstáculos desaparecen.