32. SAN AGUSTÍN de HIPONA – II

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En las cercanías de Cartago se encontraba la ciudad africana de Tagaste, que vio nacer a San Agustín en 354, en el seno del matrimonio formado por Patricio, un pagano, y Santa Mónica, madre ejemplar y cristiana, evidentemente.

Por ella, Agustín recibió desde el comienzo la enseñanza de la doctrina de Cristo, siendo catecúmeno, pero no llegando a recibir el sacramento del bautismo.

Pronto se apartó del encuentro con Cristo para el que le había preparado su madre, y se entregó a una vida desordenada en los lujos de Cartago, mientras buscaba la sabiduría.

En efecto, su lectura del ‘Hortensius’ de Cicerón le convenció de la necesidad de empeñarse en la búsqueda de la sabiduría, que inicialmente no emprendió en el seno de la Iglesia (decepcionado por el bajo valor intelectual que percibía en las Escrituras cristianas), sino introduciéndose en la secta maniquea.